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Estas normas las cumplíamos los mecánicos diariamente, antes del amanecer. Así, ante cualquier emergencia que surgiese, los aviones se hallaban disponibles para el servicio. Normalmente la escuadrilla terminaba su jornada de servicio después de la puesta del sol, poco antes de oscurecer. Por lo tanto, permanecíamos todo el día en el aeródromo desde el amanecer hasta el crepúsculo. Antes de retirarnos, si observábamos un cambio de tiempo con posibles rachas de viento, clavábamos unas piquetas en el suelo para amarrar con cuerdas los dos planos inferiores y la cola del avión. Después nuestro autobús nos recogía para llevarnos a Alcañiz. Los días que permanecíamos en el aeródromo de Hijar, la escuadrilla realizaba misiones de ametrallamiento en el sector de Alfambra del frente de Teruel. En uno de estos servicios mi avión averió un amortiguador del tren de aterrizaje al tomar tierra en el aeródromo. Afortunadamente me entregaron el repuesto nuevo, lo que permitió efectuar la reparación sin pérdida de tiempo, pues en cuestión de tres horas y media el aparato estaba disponible para el próximo servicio. El 10 de febrero, el Estado Mayor ordenó a la escuadrilla trasladarse al aeró- 74 > Aviones en el campo para prácticas. El avión situado a la izquierda es el “Jesús del Gran Poder”. > Sabadell (Barcelona) diciembre de 1937. Formación de la 4ª Escuadrilla Grupo 26 (Chatos) de caza. Avión Polikarpov I-15 sesquiplano, impulsado por un motor M-25 Wright Cyclone de nueve cilindros en estrella de 700 cv., dotado de cuatro ametralladoras SHKAS sincronizadas con el motor, calibre 7,62 m/m y una cadencia de tiro de 800 disparos por minuto. Sentados en el banco de izquierda a derecha: José Lledó conductor del vehículo de puesta en marcha del motor del avión; Eugenio Gandiaga, jefe de mecánicos; Ladislao Duarte jefe de Escuadrilla; Nicolás Pérez piloto, y José Recalde, piloto. > Pilotos de la 4ª Escuadrilla. De izquierda a derecha: Manuel Orozco; Ladislao Duarte jefe de Escuadrilla; José Recalde. Aeródromo de Caspe (Zaragoza), marzo 1938. Normalmente la escuadrilla terminaba su jornada de servicio después de la puesta del sol, poco antes de oscurecer. Por lo tanto, permanecíamos todo el día en el aeródromo desde el amanecer hasta el crepúsculo


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