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REVISTA GENERAL DE MARINA ABRIL 2015

TEMAS GENERALES nal sanitario (que han aumentado de forma exponencial con la guerra contra el terror) y en materia de pensiones a los veteranos. Asimismo, propone otras medidas para incrementar la eficiencia del Pentágono, como la racionalización de los procesos, la reducción de las duplicidades, el control y negociación de las adquisiciones, la cancelación de programas ineficientes, el cierre de bases e infraestructuras, la reducción de los contratistas o la concentración de los puestos civiles en logística, inteligencia, ciberseguridad o adquisiciones. De hecho, el NDP avala todas estas iniciativas —especialmente aquellas vinculadas con la reforma del proceso de obtención de material y la racionalización del personal contratista—, pero alerta de la urgencia de emprender profundos cambios en el sistema de compensaciones para el personal activo y veterano con el objeto de reducir su creciente coste económico, sin comprometer la capacidad de reclutamiento y retención de la fuerza. Finalmente, la QDR alerta de los posibles efectos que la reducción del presupuesto y la imposición del techo de gasto pueden tener en la estrategia defensiva estadounidense. Argumenta que el Pentágono puede aplicar la estrategia propuesta en esta hoja de ruta durante el bienio 2014-2015 —durante la vigencia de la Ley Presupuestaria de 2013—, pero si el próximo año vuelven a aplicarse los recortes previstos en la Ley de Control del Presupuesto de 2011, los riesgos se incrementarán exponencialmente. si estos recortes se perpetuaran, algo que el NDP rechaza de lleno, el Pentágono se vería obligado a limitar el nivel de ambición —reduciendo con ello la capacidad para implementar la estrategia— e incrementar los desequilibrios internos de las FF. AA. (procediendo a nuevas reducciones en los volúmenes de fuerza y en los planes de modernización), aumentando con ello el riesgo de la defensa estadounidense e incrementando la presión sobre sus socios y aliados. si se llegara a este escenario, la prioridad de Washington sería la protección del territorio nacional estadounidense y la presencia en Asia-Pacífico (aunque reduciendo la capacidad de despliegue y respuesta a crisis de las fuerzas allí desplegadas) y Oriente Medio. No obstante, tal y como sugiere el NDP, cabe preguntarse hasta qué punto los sucesos en Ucrania y en Daesh obligarán a Estados Unidos a replantearse esta estrategia y redesplegar nuevas fuerzas en el continente europeo como demostración de un vínculo trasatlántico y a adoptar una posición más activa para combatir al Estado Islámico y el riesgo que este representa para la región. Otro de los retos a los que se expone Estados Unidos según la QDR es la pérdida de interoperabilidad entre sus FF. AA. y las del resto de los aliados, especialmente los europeos. Esta afirmación, que choca con la realidad práctica —ya que la brecha de capacidades entre las FF. AA. de ambas orillas del Atlántico no ha hecho más que aumentar—, parece constituir el enésimo aviso de Washington para que los socios del Viejo Continente compartan los costes y las responsabilidades de su seguridad en una coyuntura marcada por la crisis 2015 407


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