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REVISTA GENERAL DE MARINA ABRIL 2015

concretos para el bien de la misión, fin de toda operación. Identificar claramente las posibilidades de la opción anfibia como elemento contributivo para la resolución de conflictos nos permitirá asimismo aproximarnos a las capacidades y medios que serán necesarios desarrollar para alcanzar tal objetivo. Por último, y para garantizar que todo lo anterior está plenamente armonizado, pudiera resultar necesario reconstituir la entidad orgánica adecuada en el nivel específico más alto. solo así podremos asegurar la fluidez y continuidad necesarias del ciclo que conforma la correcta definición de medios y capacidades según las necesidades previstas en los planes correspondientes, su obtención en los plazos deseados y posterior sostenimiento a lo largo de su ciclo de vida, para finalmente encuadrarlos en la estructura que garantice su adiestramiento y empleo correcto y oportuno. Consideraciones finales Vivimos en una etapa estratégica protagonizada por las amenazas asimétricas, el enemigo híbrido o sencillamente por las nuevas amenazas. La naturaleza de la mayoría de ellas —terrorismo transnacional, ataques cibernéticos, movimientos migratorios forzados, calentamiento global, proliferación de armas de destrucción masiva o lucha por los recursos naturales y el agua— no tiene una única respuesta militar. Una solución viable y duradera a la mayoría de estos conflictos requiere la acción concertada de la comunidad internacional. A lo largo de esta segunda parte de «El valor de lo anfibio» nos hemos acercado a esa opción de la respuesta o aportación militar, en según qué casos, a los conflictos, ya que puede permanecer en la mar esperando el momento adecuado para intervenir, que viniendo desde la mar va a actuar en el segmento terrestre de la zona litoral, que una vez en tierra puede ser sostenida desde la mar y que, finalmente y una vez cumplidos sus cometidos, puede reconstituir su capacidad operativa en la mar. Las características inherentes de la Fuerza de Desembarco presentadas a lo largo de estas páginas —capacidad de actuar en tierra desde los buques anfibios, carácter expedicionario y flexibilidad— no hacen más que añadir un extraordinario valor al que ya de por sí posee el equilibrado conjunto de capacidades que reúne la Fuerza Naval. El carácter expedicionario, junto a todas las características y factores señalados, constituye el pilar que fundamenta y justifica el empleo de una fuerza de carácter anfibio-expedicionario cuando se trata de operar en el segmento terrestre de la zona litoral. Quizás sigamos sin conocer plenamente la enorme capacidad que supone contar con una brigada anfibia. si nos ceñimos a los números vemos que la Fuerza Naval dispone de «solo» una brigada, la BRIMAR. De hecho así se presenta este componente de la Fuerza Naval al hablar de la Fuerza de Infantería de Marina. TEMAS PROFESIONALES 2015 457


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