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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

LA ÚLTIMA MISIÓN DE LA FRAGATA NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES seis fragatas y cuatro corbetas, además de 18.000 hombres de infantería, 6.000 de caballería y medios de artillería proporcionales a estas fuerzas. Iniciada la contienda, la superioridad de la flota británica sobre sus enemigos no tardó en manifestarse (4). Dos días después del desastre de San Vicente, que provocó la interrupción del tráfico entre España y América, la Royal Navy avanzaba en su objetivo de suspender el tráfico ultramarino al arrebatar a España la isla de Trinidad y, con ello, una base fundamental del sistema financiero español. Ambos episodios presagiaban que la guerra resultaría catastrófica para el comercio español. Muchos años después de estos hechos, Godoy, desde su exilio parisiense, justificaría la alianza de España con Francia en la ofensiva contra Gran Bretaña como «una necesidad acarreada por la dura alternativa en que nos puso su gobierno de luchar con la Francia o luchar con la Inglaterra. Preferida la lid con esta última, como nuestro honor lo dictaba tanto o más que nuestra propia conveniencia» (5), y señalaría como una consecuencia de ese compromiso la pérdida de Menorca en noviembre de 1798, puntualizando que «este revés no fue en el tiempo de mi mando. yo me había retirado desde marzo» (6). También referiría las victorias españolas sobre Gran Bretaña durante esa guerra, en algunas de las cuales había intervenido la Mercedes. La primera de ellas tuvo lugar durante el bloqueo británico de Cádiz iniciado en abril de 1797 por john jervis, que había sido recompensado con el título de conde de San Vicente tras ese combate. La Mercedes, integrada ahora en la Escuadra del Océano, mandada por el general Mazarredo, participó en la defensa de la ciudad, cuyos famosos bombardeos del 3 y el 5 de julio de 1797 fueron dirigidos por Nelson, y al año siguiente consiguió burlar el bloqueo con el navío Monarca y la fragata Paz y salir hacia América, de donde regresó con caudales (7). Impedir la llegada de caudales ultramarinos a España e ingresarlos en las arcas propias fue el propósito de las acciones corsarias británicas de esos años. Este fue el objetivo de la operación anfibia planeada por Nelson para asaltar, en julio de 1797, Santa Cruz de Tenerife, donde esperaba capturar la fragata Princesa y el cargamento desembarcado (8). Pero el ataque, en el que Nelson resultó gravemente herido en el brazo derecho —que le hubo de ser amputado—, fue repelido por el comandante general de Canarias, el general Gutiérrez. Tras la victoria, Gutiérrez, demostrando que la guerra no debía impedir el comportamiento caballeroso entre enemigos civilizados (9), (4) Véase un reciente análisis comparativo de las armadas de España, Francia y Gran Bretaña relativo a los años en que navegó la Mercedes, en FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, pp. 64-79. (5) GODOy, t. II, p. 73. (6) Ibídem, p. 79. (7) Archivo General de la Marina Don Álvaro de Bazán (AGMAB), leg. 3563. (8) Sobre el carácter corsario de esta acción y sus vinculaciones tanto con los motines de la marinería británica como con los postulados de la guerra de aniquilación que establecería Von Clausewitz, véase GUIMERÁ RAVINA, pp. 43-84. (9) Ibídem, p. 80. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 29


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