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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

LA ÚLTIMA MISIÓN DE LA FRAGATA NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES Mientras, Gran Bretaña continuaba sus apresamientos de buques españoles, como confirmaban las noticias que Godoy recibió desde Cádiz el 22 de noviembre, referidas a los excesos de los corsarios ingleses, y desde Barcelona, donde dos navíos de la escuadra de Nelson habían hundido un laúd frente a Blanes, en cumplimiento de las órdenes que habían recibido sus comandantes de echar a pique «a las embarcaciones que no llegasen a las 100 toneladas, quemar las que encontrasen fondeadas o varadas en las playas y de apresar a las que excedan de aquel porte» (40). Por todo ello, el 23 de noviembre de 1804, Godoy cursó «órdenes a todas partes en España, las Américas y Asia, diciendo a los jefes que debemos mirar no ya como inevitable la guerra, sino como declarada, y le preguntó a Tejada si sería posible incendiar la escuadra del almirante Cochrane y lo intente, pues se halla al ancla en la ría de Ares». Nueve días después, al saber que la escuadra del vicealmirante john Orde, estacionada frente al puerto de Cádiz, no solo detenía a los buques españoles, sino que los apresaba, el Generalísimo afirmaba: «estamos en guerra» (41). La escuadra de Orde, de la que formaban parte nueve navíos, había partido a finales de octubre hacia Cádiz con órdenes de detener buques españoles con caudales americanos, fuesen de guerra o fuesen mercantes; allí debía reunirse con cinco fragatas, dos de la cuales habían participado en el combate del cabo de Santa María: la Medusa y la Lively (42). Entretanto, en Londres, el secretario de Asuntos Exteriores, lord Harrowby, manifestaba al embajador de España en la capital británica, josé de Anduaga, la sospecha de su país relativa a que el dinero que transportaban las fragatas apresadas en el cabo de Santa María se destinara al pago de los subsidios pactado con Francia, y le anunciaba que esas fragatas permanecerían en calidad de detenidas hasta que el gobierno español diese las explicaciones que se le habían pedido sobre los armamentos en Ferrol y las relaciones con Francia, a la que suministraba sumas exorbitantes de dinero (43). Durante los días en que transcurrieron las conversaciones de Anduaga con Harrowby y con Pitt, comenzaron a circular por Gran Bretaña varios escritos que reprobaban el ataque a la flotilla española. Entre ellos se encontraba la Breve apelación al honor y conciencia de la nación inglesa (44), que el teniente de fragata retirado juan Bautista Arriza, residente en Londres, tradujo al español y envió al Generalísimo. Algunas de la razones que este opúsculo argüía serían aducidas posteriormente en el Parlamento británico, donde Fox, desde la Cámara de los Comunes, manifestaría «desaprobar altamente el modo (40) Ibídem. (41) Ibídem. (42) La primera, en compañía del navío Donegal, había capturado a la española Santa Gertrudis quince días después de la agresión a la flotilla de Bustamante, y la segunda apresaría a principios de diciembre a la corbeta Infante don Carlos. (43) Archivo General de Simancas, Estado 283-38. (44) Madrid, Imprenta Real, 1801. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 39


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