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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

BEATRIZ GARCÍA ÁLVAREZ DE LA VILLA le concede el mando de tropas, entre ellas las del 2.º Batallón del 2.º Regimiento de Infantería de Marina y las del Batallón de Cazadores de Cienfuegos, para continuar luchando contra los insurrectos en la parte oriental de Cuba. Debió de ser grande su satisfacción cuando el 10 de febrero de 1878 se firma la paz de El Zanjón, que ponía fin a la Guerra de los Diez Años. Antes de su vuelta a España se le encomienda el traslado de los numerosos enfermos que la guerra se estaba cobrando y cuyo número alcanzaba cotas inusitadas. él mismo arrastraba una larga enfermedad que, según sus palabras, le hizo sufrir sin tregua durante toda la insurrección. No obstante, esperará a ver el final de la contienda para dirigir una carta, el 19 de junio de 1878, en la que solicita la entrega del mando del Sánchez Barcáiztegui. Tras el final de la guerra, sus palabras traslucen el sufrimiento y cansancio padecidos: «Hoy este mal, que me ha hecho tanto sufrir, con los excesivos calores que se están experimentando, se agrava de día en día y hállome con la absoluta necesidad de rogar a V.E.I. se digne pasaportarme para la Península, toda vez que me hallo cumplido del mando que con tanta dificultad he venido desempeñando en estos últimos tiempos por no querer decir nada hasta que la paz fuese un hecho». Tras esta última etapa de su vida en la isla, en 1878 recogerá la Medalla de Cuba con distintivo rojo y dos pasadores, y un mes más tarde, la Cruz Blanca de segunda clase por una misión diplomática en Haití. Estos años en América dotarían a Antonio Terry de vastos conocimientos en materia de navegación pues, sirviendo como ayudante de derrota, tenía a su cargo todas las operaciones concernientes a bitácoras, correderas, cronómetros, marcaciones de agujas ordinarias y acimutales, observación de astros…, sin dejar por ello de lado la instrucción de los guardiamarinas. También en esta etapa de su vida, en el curso de alguno de sus viajes a Nueva Orleans, conoce a la que sería su esposa, Marguerite Zulima Vienne Bienvenue, con la que contraerá matrimonio tras obtener el pertinente consentimiento paterno en marzo de 1865 (16) y, posteriormente, la real licencia de Isabel II, requisito imprescindible para poder casarse. Era Margarita hija de François Alfred Vienne, conocido e importante cotton broker de Nueva Orleans, y de josephine Bienvenue. Margarita tenía lazos con España a través de su abuela paterna, de apellido Alpuente, procedente de la nobleza castellana (17). Fruto de su matrimonio nacerían cinco hijos, dos de los cuales saldrían marinos: el teniente de navío josé María Terry Vienne, muerto en Cartagena con tan solo cuarenta años, y Luis Terry Vienne, que ejercería de juez instructor en Ribadesella y Gijón. (16) «Consentment du marriage François A. To Marguerite Z. Vienne with Antonio Terry y Rivas», hoja de la notaría pública de Charles V. Foulon. Archivos de Nueva Orleans, 14 de marzo de 1865. (17) Genealogía «Family Search» y correspondencia privada con Vivian Cook (Nueva Orleans). 78 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 127


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