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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

BEATRIZ GARCÍA ÁLVAREZ DE LA VILLA tercio del s. XIX. El autor (...) declara haber dedicado especial aplicación a ciertas materias como la arquitectura, la maquinaria o la artillería navales, en las que las transformaciones experimentadas habían sido asombrosas y, en consecuencia, innumerable la cantidad de objetos nuevos que pocos años atrás ni siquiera se alcanzaba a imaginar. (...). Pretendía D. Antonio Terry cubrir la ausencia de un diccionario español-inglés adecuado a las exigencias de aquel momento, pues la literatura naval de entonces carecía en absoluto de una obra de esa clase» (26). Aún escribirá una última obra, Apuntes de meteorología náutica, oceanografía y derrotas (1899), como consecuencia de la importancia que tales ramas de la ciencia iban cobrando a finales del siglo XIX. En 1897 recibe la Gran Cruz de la Concepción de Villaviciosa. En 1896, en las listas del partido conservador, Antonio Terry fue elegido diputado a Cortes por la circunscripción de Cádiz, y en 1899, nombrado senador vitalicio por la provincia de Canarias. En el ámbito de su trayectoria científica, cabe destacar que fue elegido miembro de la Real Sociedad Colombina y de la Real Academia de Ciencias de Barcelona. Su obra científica No corresponde a este artículo profundizar en la extensa obra científica de Antonio Terry, pero sí adentrarse en algunas de sus obras más importantes, para comprender por qué estas, pese a la temprana e inesperada muerte de su autor a los sesenta y dos años, gozaron de una amplia difusión durante al menos cincuenta años. El grueso de la obra (1875-1900) de Antonio Terry se enmarca cronológicamente en el período de la Restauración, bloque histórico que se extiende desde el fin del Sexenio democrático hasta el siglo XX. No obstante, algunas de las primeras obras de nuestro autor se publicaron en 1873, durante la I República. La etapa de la Restauración se caracterizó por su política de recuperación de la ciencia, a despecho de las inevitables discontinuidades derivadas de la alternancia en el gobierno entre conservadores y liberales. Durante dicha etapa se asiste a un aumento en la producción editorial de obras de texto firmadas por militares e ingenieros, que seguirán siendo los grandes protagonistas del panorama científico español —las universidades tendrán aún que esperar hasta finales del siglo XIX para asumir un papel editorial importante. Un ejército poderoso requería profesores con grandes conocimientos y unos libros de texto que, difundiendo los últimos avances científicos, contribuyesen a elevar la formación científico-técnica de los militares. Los manuales que se manejaban desde finales del siglo XVIII, como los de Mendoza y Ríos, Dionisio (26) El léxico de la construcción naval en el siglo XIX (tesis doctoral). Universidade da Coruña, 2001. 84 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 127


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