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REVISTA IEEE 1

130 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 1 / 2013 En la actualidad, podemos encontrar cierto paralelismo en la forma en que se ha desarrollado el debate sobre el impacto político y social de Internet. Desde su origen, el ciberespacio ha sido percibido como un extraordinario motor para la difusión de la libertad. A mediados de la década de los noventa, cuando esta tecnología sólo se encontraba al alcance de una reducida comunidad, mayoritariamente en el ámbito académico y gubernamental, el entonces Vicepresidente norteamericano, Al Gore, no dudaba en atribuirle la capacidad de fortalecer las democracias; propiciar un crecimiento económico sostenible, resolver los problemas medioambientales, e incluso generar un sentimiento de pertenencia a una única “comunidad humana”. Según Gore5 Internet no solo “propaga la democracia participativa, sino que también forja una nueva era de democracia ateniense”. La visión “ciberutópica” ha ido cobrando fuerza a medida que se generalizaba y abarataba el acceso a Internet. La sucesión rítmica de una serie de episodios de liberalización política ha servido para retroalimentar estas predicciones optimistas. Así, por ejemplo, ha sido habitual atribuir a Internet el carácter de precipitante de episodios tan diversos como: la llamada “Revolución Naranja” en Ucrania (año 2004), la “Revolución de los Cedros” en Líbano (2005), el movimiento “Un millón de voces contra las FARC” en Colombia (2008), las protestas contra el fraude electoral en Irán (2009), La “Revolución de los jazmines” en Túnez (2010-11), y la “Primavera árabe” en Egipto (2011). Sin embargo, en los últimos años, la visión sobre la naturaleza prodemocrática de internet ha sido confrontada con otra perspectiva antagónica. Para los “ciberpesimistas” la tecnología no sólo no apoya los procesos de democratización; sino que, además, posee características que provocan la involución, al dotar a los regímenes autoritarios de recursos que potencian el control social y la persecución eficaz de la disidencia. El propósito de este artículo es realizar un análisis descriptivo de los principales argumentos que utilizan una y otra visión para justificar sus posiciones. Se mantiene la tesis de que ambas posturas atribuyen un carácter determinista a internet que no se corresponde con su naturaleza neutra. Los efectos de internet sobre el cambio político y el conflicto violento dependen del contexto y de la habilidad de los actores que utilizan esta herramienta. 2. Las razones del ciberoptimismo La visión de internet como una tecnología con características intrínsecamente democráticas es la interpretación que goza de mayor aceptación popular. Este axioma ha litics and Diplomacy”, Aspen Institute - Communications and Society Program. 5  GORE, A. (1995): “Forging a New Athenian Age of Democracy”, Intermedia, Vol. 22, Nº 2, pags. 4–6.


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