OLE_LINK14

REVISTA IEEE 1

70 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 1 / 2013 Sin embargo, la mayoría de las definiciones aportadas, mediante las que se trata de delimitar el concepto de insurgencia con otros asociados, con los que guardan ciertas similitudes, coinciden en destacar el objetivo político último como elemento diferenciador. Este es el caso de Daniel Byman quien11, sobre la base de la definición elaborada en la década de 1980 por la Agencia Central de Inteligencia americana12, insiste en resaltar una serie de aspectos relevantes sobre la naturaleza de las insurgencias. En particular, y en lo que concierne a los grupos puramente criminales, señala el hecho de que sus objetivos no estén ligados al control territorial o a otros específicamente políticos. En este sentido, las insurgencias pueden mantener estrechos vínculos con las redes responsables del tráfico de drogas, o con organizaciones ilegales de cualquier otro tipo. Sin embargo, no es el objetivo prioritario de la organización dedicarse a esa actividad delictiva, sino que, por el contrario, ésta es utilizada como un medio más para alcanzar otro fin, de naturaleza política o ideológica. Por poner otro ejemplo, Zeeuw define la insurgencia como una organización no estatal, con claros objetivos políticos, que pugna al mismo tiempo contra el gobierno establecido y por hacerse con el monopolio legítimo del uso de la violencia. Para ello, recurre a la fuerza armada, con el evidente objetivo de reformar, derrocar o separarse de un determinado régimen estatal, o el de establecer y ejercer plenamente el control en un área geográfica específica13. Utilizando esta definición, el autor pone el énfasis, de manera deliberada, en la instrumentalización política del uso de la violencia, a fin de excluir a grupos como bandas criminales, redes transnacionales o comandos terroristas.es decir, todos aquellos actores que no manifiestan un interés real en crear un gobierno alternativo, ni en controlar una determinada área geográfica dentro de un Estado. En resumen, y al margen de esta última consideración conceptual, el debate relacionado con la primacía de un elemento sobre otro, como herramienta explicativa, no está aún resuelto. Evidentemente, los factores de naturaleza económica ejercen una influencia considerable en las dinámicas de los conflictos. Sin embargo, también es cierto que no hemos resuelto aún los interrogantes que cuestionan cómo afectan, y en qué medida, su relación con otros aspectos políticos, socioculturales o identitarios. El camino que se debe seguir obliga, en cualquier caso, a partir de la premisa de que los movimientos insurgentes son por regla general multidimensionales, en vez de monocausales, y que, por tanto, requieren de un marco explicativo amplio que supere la dicotomía de lo económico frente a lo político. 11  Byman, Daniel. Trends in Outside Support for Insurgent Movements, Santa Monica, RAND Corporation, 2001. Pp. 4-6. Disponible en http://www.rand.org/pubs/monograph_reports/2007/MR1405. pdf. Con acceso en agosto de 2012 12  Disponible en: http://www.fas.org/irp/cia/product/insurgency.pdf. Ultimo acceso: octubre de 2012 13  Véase de Zeeuw, J. (ed). From soldiers to politicians. Transforming rebel movements after civil war. Bpoulder (Colorado), Lynner Rienner Publishers, 2008.


REVISTA IEEE 1
To see the actual publication please follow the link above