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76 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 1 / 2013 fundamental de alcanzar un consenso sobre un concepto más amplio de seguridad colectiva que comprendiera todas sus vertientes. Hay cuestiones que parecen reunir un asentimiento generalizado, por ejemplo, la consideración de que las amenazas actuales no respetan fronteras nacionales, que están interrelacionadas y que deben ser afrontadas a nivel mundial, regional y nacional. En cuanto a lo que debe atenderse por amenaza a la seguridad internacional, el Informe del Grupo de alto nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio, titulado “Un mundo más seguro: la responsabilidad que compartimos”, considera como tal “cualquier suceso o proceso que cause muertes en gran escala o una reducción masiva en las oportunidades de vida y que socave el papel del Estado como unidad básica del sistema internacional”.4 Subsisten las divergencias sobre la naturaleza de esas nuevas amenazas y sobre la justificación del uso de la fuerza para hacer frente a las mismas. Entre las nuevas amenazas el Informe menciona la pobreza, la acción de redes terroristas refugiadas en Estados débiles o cuyo gobierno les ampara; los disturbios civiles, la proliferación de armas de destrucción masiva y la delincuencia transnacional organizada.5 El problema que se plantea es si la Carta permite afrontar amenazas a la paz y seguridad internacionales que no estaban contempladas en cuanto tales en el momento de su redacción. Desde el año 2000 se establecieron varios Grupos de expertos independientes, a instancias del Secretario General, para examinar a fondo las actividades y competencias de la ONU en el ámbito de la paz y seguridad internacionales. Entre ellos cabe destacar el Grupo de alto nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio, creado en el año 2003, que elaboró un informe titulado “Un mundo más seguro: la responsabilidad que compartimos”. En él se aboga por un concepto más amplio de seguridad colectiva que permita responder a las amenazas -viejas y nuevas-, y que tenga en cuenta asimismo los intereses de todos los Estados en materia de seguridad. Tanto este Informe, como los de otros grupos de expertos independientes y los del Secretario general, traslucen la preocupación de que la pasividad e ineficacia de la Organización lleve a los Estados a una revisión del régimen del uso de la fuerza al margen de los principios de la Carta.6 Con ocasión del sexagésimo aniversario de la ONU, el 14 de septiembre de 2005 se abrió el periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General, con una reunión plenaria de alto nivel, en la que participaron cerca de 170 Jefes de Estado y de Gobierno, en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York. Esta reunión concluyó el 16 de septiembre con la adopción, por aclamación, de una resolución titulada “Documento 4  Naciones Unidas A/59/565, 2 de diciembre de 2004, p. 12. 5  Ibídem. Consideraciones similares realiza el informe del Secretario General, Un concepto más amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos /59/2005, de 21 marzo de 2005. 6  LÓPEZ-JACOÍSTE DÍAZ, Eugenia. “Repensando el sistema de seguridad colectiva: el Consejo de Seguridad y las nuevas amenazas a la paz y seguridad internacionales”, en C. Ramón Chornet, La acción colectiva del uso de la fuerza. Nuevos escenarios, nuevos principios de actuación en el orden internacional, Valencia, Tirant lo Blanch, 2012, pp. 57-139.


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