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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA

180 GUILLERMO FRONTELA CARRERAS torio un profesor “que sea sino el mejor al menos muy bueno y de un mérito conocido”31. El farmacéutico del Colegio, don Antonio de Bartolomé, se hace cargo provisionalmente del Laboratorio y en 1818 le sucede el comisa-rio de guerra y fundidor de Artillería don Vicente Ezpeleta, procedente de la paralizada Real Fábrica de Artillería de Sevilla. Al fin, las clases en la Casa de la Química se inauguran oficialmente el 15 de mayo de 1821, bajo la dirección del oficial de Artillería don César González, fundidor de artillería en Sevilla y, como los anteriores, ex-alumno de Proust. En esta nueva etapa vuelve a ofrecerse la enseñanza de esta cien-cia al público en general, asistiendo a las clases cadetes, oficiales de artille-ría y civiles interesados, actuando como ayudantes algunos subtenientes. De esta forma, después de la Guerrea de la Independencia, el Colegio de Artillería recobra el ritmo que le caracterizaba, gracias al esfuerzo de sus profesores y alumnos y al interés del director general del Cuerpo y, a pesar de la precariedad económica sufrida por todas las instituciones, consigue con escasos recursos, pero con mucho ingenio y en poco tiempo, seguir promoviendo oficiales de esmerada formación científico-militar, que serían admirados en toda Europa. El Colegio artillero vuelve a ganar prestigio, asumiendo en gran parte el desarrollo científico que acarreó la Ilustración, al seguir formando militares ingenieros industriales, cuando esta facultad no existía oficialmente en Es-paña. De hecho, el Cuerpo de Ingenieros Industriales se crearía a mediados del siglo XIX de la mano del general de artillería don Francisco de Luxán, a la sazón Ministro de Fomento. Conclusión 1º. El éxodo del Real Colegio de Artillería en la Guerra de la Indepen-dencia se produce como consecuencia de la filosofía del Centro, sintetizada en la máxima artillera, acuñada por su fundador, el Conde de Gazola: “La ciencia vence”. En 1808, el Colegio se propuso no cerrar sus aulas, a pesar de los avatares de la contienda, para poder seguir formando oficiales de armas y de ciencia, que puestos al frente de sus tropas en los ejércitos nacio-nales las llevaran a la victoria. 2º. Don Luís Daoíz y don Pedro Velarde, ex-alumnos del Real Colegio, darían su vida al principio de la contienda, al pie de los cañones, por el ho- 31  A.G.M., 2ª Sc, 8ª Div, leg. 5. Solicitud del director general de Artillería al Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra, Madrid, de fecha 20-07-1817 (Colección minerales); de fecha 10-12-1817 (Profesor). Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 135-184. ISSN: 0482-5748


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