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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA

236 DIEGO QUIRÓS MONTERO de factores internos de organización del Ejército o del Cuerpo de Artillería, estados de guerra, conflictos, crisis económicas, etc. En cuanto a sus aloja-mientos, esenciales para asegurar su permanencia, han sido considerables los edificios públicos o privados que fueron cedidos por el Ayuntamiento o alquilados por éste a particulares para su uso como cuarteles, al margen de algunos conventos que fueron desamortizados2. En este sentido, en el perío-do que se está tratando han sido más de una docena los inmuebles segovia-nos que en algún momento han estado ocupados por artilleros. Hasta la Restauración de Alfonso XII a finales de diciembre de 1874, al establecimiento de las unidades que constituyeron el 5.º Departamento y el Real Colegio de Artillería, habría que añadir la presencia en Segovia de otras entidades cuya inclusión se ha descartado. Unas, como la Guardia de Corps o las Reales Guardias de Infantería Walonas, permanecieron tempo-ralmente durante la época estival mientras los miembros de la Casa Real se encontraban en el «Real sitio de San Ildefonso», otras, como la Compañía Provincial de Inválidos residieron durante unos años. Incluso hubo otras de poca entidad y permanencia (meses) como las partidas o «banderas» de re-clutamiento, fundamentalmente de Infantería y Caballería, a las que habría que añadir aquellas transeúntes durante épocas de guerras, conflictos y ope-raciones. Al margen del ejército regular, también habría que tener en cuenta las que formaron parte de la milicia (nacional, cívica, urbana, etc.) como fue el caso del Regimiento Provincial de Segovia. La diversidad y extensión del contenido que envuelve al título del artí-culo, ha aconsejado evitar también la totalidad de las actuaciones que acre-centaron la convivencia. Por citar algunas no se tratarán las múltiples juras de bandera que se celebraron en la Plaza Mayor u otros lugares emblemá-ticos, los cuantiosos conciertos ofrecidos a la ciudadanía por la banda de música del Colegio o la Academia, las despedidas y agasajos ofrecidos por la Corporación a las tropas de artillería que partieron o fueron repatriadas de los frentes del norte de África, la intervención del Consistorio en la ad-quisición de terrenos para los campos de tiro, la cesión en 1942 de terrenos del Ayuntamiento para la construcción de la pista que iba desde el cuartel de la Casa Grande al Polígono de Baterías, o la actuación del antiguo alumno y profesor de la Academia, José María Fernández Ladreda, que en 1946, siendo ministro de Obras Públicas, impulsó los trabajos de la avenida que hoy tiene su nombre. 2  En realidad, la mayoría de estos tipos de alojamientos no hay que entenderlos con el significado que se tiene hoy día de cuartel, es decir, un edificio militar. Se trataba en general de casas particulares o conventos desamortizados que se adaptaban para alber-gar a la tropa, el ganado y el material. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 235-288. ISSN: 0482-5748


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