1008 Un hombre ante el espacio. Juan Oró

REVISTA DE AERONAUTICA 829

Un hombre ante el espacio JUAN ORÓ I FLORENSA Bioquímico y biólogo molecular Dentro de unos mil años, las generaciones futuras recordarán el siglo veinte como el siglo en que el hombre, emancipándose de la fuerza de gravedad, sale de la Tierra y entra por primera vez en el nuevo mundo del espacio. Históricamente, este periodo será reconocido como el siglo de emancipación y gravitacional del hombre. Se revivirán pues, con admiración y nostalgia, aquellos momentos históricos en que el hombre puso por primera vez los pies sobre otro cuerpo celeste, envió naves espaciales a explorar la mayor parte de los planetas y satélites del sistema solar. Algunas de estas naves están ya más allá de nuestro sistema solar, cruzando el espacio cósmico con rumbo a otros mundos. Reverberarán también en nuestros oídos las palabras pronunciadas por un joven sereno y audaz cuando daba el primer paso sobre la Luna: “Un pequeño paso para el hombre; un paso gigante para la Humanidad”. Este primer paso interplanetario fue dado por Neil Armstrong, comandante del Apolo 11, el 20 de julio de 1969, el mismo día, 20 de julio de 1492, en que Cristóbal Colón salió de España con rumbo a tierras de allende que hoy constituyen el nuevo continente de América, y el mismo día también, 20 de julio de 1976, en que una de las dos naves no tripuladas del “Viking”, se posaba por primera vez sobre la superficie del planeta rojo. Con estas dos misiones espaciales llevadas a cabo por Estados Unidos con la importante colaboración de España, y con otras misiones realizadas principalmente por Rusia y otros países, ha quedado consolidada la era de los vuelos del espacio iniciada con el lanzamiento del satélite “Sputnik”, por la Unión Soviética. Con la excepción de la misión “Apolo” y de los vuelos espaciales en órbita terrestre que fueron tripulados por el hombre (e.g. “Luna”, “Venera”, “Mariner”, “Voyager”, “Ariane”, “Giotto”) y en las que la comunidad europea está jugando un papel cada vez más prominente. Por lo tanto, este siglo debería ser bautizado no solo como el siglo de emancipación gravitacional del hombre, sino como el siglo de exploración del sistema solar. Como resultado de dichas exploraciones espaciales y de otras investigaciones que han sido efectuadas paralelamente durante las décadas pasadas, vamos adquiriendo una visión más clara de la posición relativa del hombre ante el Universo. Así, hemos obtenido un mejor conocimiento del sistema solar, de cómo se formó éste a partir de materia interestelar, de cómo apareció la vida en la Tierra, del impacto de la vida y del hombre sobre nuestro planeta, y de la posibilidad de existencia de vida en el más allá. Este mejor conocimiento de los procesos evolutivos del Universo, de nuestros orígenes, y de nuestra posición en un mundo cada vez menos antropocéntrico, no solo satisface la natural curiosidad de la mente humana, sino que establece la base intelectual necesaria para hacer posible una mejor evolución del hombre. Desde un punto de vista más inmediato y práctico, los estudios planetarios comparativos nos demuestran la necesidad de introducir un enfoque más racional en la utilización de los limitados recursos de nuestro planeta para el bien de generaciones futuras. Indiquemos brevemente algunos de los avances más importantes de estas exploraciones espaciales y de otras investigaciones relacionadas con ellas. ORIGEN DEL UNIVERSO Poco sabemos con certeza acerca del origen del Universo. Sin embargo, la hipótesis del big bang o gran explosión inicial, parece ser que está más de moda hoy día. Se han hecho cuatro hallazgos astronómicos que, aunque no la confirmen, están en principio de acuerdo con ella: la existencia de una gran cantidad de hidrógeno y deuterio en el universo; el desplazamiento hacia el rojo o disminución de energía de PUBLICADO EN 1982, NÚMERO 502 1008 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2013


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