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REVISTA DE AERONAUTICA 829

75 aniversario EJÉRCITO DEL AIRE 1939-2014 vas, ataque convencional a instalaciones nucleares y explosión de bombas atómicas rudimentarias. No todas estas acciones terroristas tienen la misma probabilidad de que se lleven a cabo, ni producen daños biológicos análogos. La probabilidad de que los terroristas islámicos hagan explosionar una bomba sucia es elevada, pero el daño biológico que produce puede hacerse que sea reducido. Sin embargo, la probabilidad de que hagan explosionar una bomba atómica rudimentaria es muy pequeña, aunque el daño biológico que produciría sería considerable. En el caso de un ataque convencional a una instalación nuclear del mundo occidental, la probabilidad de que se produzca es intermedia entre los casos anteriores, pero el daño biológico producido sería pequeño. Los medios que un país debe emplear para prevenir y, en último caso, atenuar los efectos del terrorismo nuclear deben ser proporcionales al riesgo nuclear que originan estos efectos, definido éste como el producto de los dos factores anteriores, la probabilidad de que se produzca por el daño biológico producido. Cuantificando los factores anteriores, se obtiene un riesgo nuclear análogo en el caso del empleo de bombas sucias y bombas atómicas rudimentarias y algo menor en el caso de ataque a las instalaciones nucleares, por lo que en este artículo sólo analizaremos los dos primeros casos. BOMBAS SUCIAS Las bombas sucias o radiactivas, conocidas en la terminología anglosajona como Radiological Dispersion Devices (RDD), son bombas de explosivo convencional que tienen adosadas un recipiente que contiene materiales radiactivos, obtenidos principalmente de los desechos de los servicios de medicina nuclear de los hospitales, de determinadas industrias y más difícilmente de los residuos de las instalaciones nucleares. Al explosionar el explosivo convencional, los materiales radiactivos pueden vaporizarse o convertirse en aerosol dispersándose y contaminando una zona cuya extensión depende de la cantidad de explosivo convencional, de la clase de materiales radiactivos, si están en estado sólido o líquido, del viento local, de la disposición de las edificaciones, de la orografía del terreno, etc. Así pues, el cálculo de los efectos depende de tal cantidad de variables que todavía no se ha desarrollado un código de cálculo fidedigno que simule estos efectos. Se han realizado algunos experimentos a escala reducida y a escala natural y todos ellos han dado como resultado que los efectos letales producidos por la dispersión de los materiales radiactivos empleados (se tomó como base los residuos de los hospitales) son muy inferiores a los producidos por el explosivo convencional. Las bombas sucias las podrían emplear los grupos terroristas para crear una situación de pánico entre población no adiestrada. Hay actualmente unos tres millones de fuentes radiactivas empleadas en el tratamiento del cáncer, la esterilización de alimentos y productos farmacéuticos, la inspección de soldaduras, la producción de energía eléctrica en satélites, la investigación científica, etc. Solamente en los Estados Unidos no han sido localizados más de mil aparatos con materiales radiactivos. Otros países, como la antigua Unión Soviética, tenían depositados en zo- REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2013 1043


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