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MEMORIAL CABALLERIA 71

78 LA CABALLERIA EN OPERACIONES HISTORIA mente disgustaba a Sancho, que llegó a decir: «No puede llamarse señor de España, quien no sea señor de Zamora», y dispuso el sitio de la ciudad. Cuando estaba a punto de caer la ciudad, el conde García-Ordóñez, alias «el boquituerto», por tener la boca torcida, engañó a un caballero italiano llamado Vellido Dolfos16 a cambio de favores con doña Urraca. A partir de aquí hay controversia; mientras unos dicen que Vellido se hizo de la amistad del rey Sancho, acompañándolo a todas partes, al igual que el Cid, y en un descuido de éste (se dice que fue a hacer sus necesidades), el cual lamentaría toda su vida, le mató por la espalda con un venablo acabando con la esperanza de Castilla; otros afirman que a la hora de la siesta entró en el campamento castellano, entró en la tienda real y le clavó la espada en el esternón. El rey malherido intentó defenderse, pero Vellido le remató con un puñal que llevaba. Sea como fuere, Vellido cometió uno de los magnicidios más famosos de nuestra historia. Después Vellido fue asesinado por los hombres de García-Ordóñez, para despistar, en el famoso Postigo de la Traición. Muerto Sancho algunos pedían que se coronase a García, pero el Cid no estaba dispuesto a que volviera al trono quien ya había demostrado su ineptitud para gobernar, por lo tanto se tenía que coronar como rey a Alfonso17. Sin embargo, la baja nobleza castellana no estaba dispuesta a reconocerle a menos que demostrara que no había tenido 16 Éste no puso muchos impedimentos pues además se decía que estaba enamorado de doña Urraca. 17 Los judíos, a la cabeza de ellos el judío Elifaz, y numerosos jóvenes castellanos, intentaron convencer al Cid para que se autoproclamase rey, ya que era el mejor caballero de la cristiandad y modelo a seguir, el cual evidentemente se negó. que ver con la muerte de su hermano18. La única manera de demostrarlo era encomendarse a Dios y jurar19. Alfonso no estaba irritado por la jura en sí, sino por el hecho de que toda la nobleza castellana le hiciera pasar por sospechoso. Tras la jura20, Alfonso cesó al Cid de su cargo de Alférez del reino y nombró en su lugar a García Ordóñez. Estaba anunciado ya que, después de la batalla de Cabra, Rodrigo no era de la confianza de Alfonso. El Cid quedó fortalecido en su papel de líder de la baja nobleza. Para algunos historiadores, Rodrigo nunca obligó a jurar a Alfonso VI de que nada había tenido que ver con la muerte de su hermano aunque, tan representada en cuadros y narrada en numerosos relatos, a fuerza de ser repetida es considerada como tal. MATRIMONIO POR AMOR O CONVENIENCIA Según los documentos históricos, se conocieron en el Monasterio de Cardeña. El Cid estaba buscando tranquilidad. Por aquellas fechas llegó doña Eximina Díaz (Jimena) a ponerse en manos de la curandera milagrosa Ermelinda la gallega (la cual 18 Se sospechaba que el acto contaba con el beneplácito de doña Urraca y el visto bueno de Alfonso. 19 La fórmula de la jura se basaba en una antiquísima tradición germánica conservada desde tiempos de los visigodos. Primero se acordaba el lugar, después se tomaba juramento al sospechoso y por último se dictaban las maldiciones a que sería sometido si hubiera mentido. 20 Cuentan los juglares que el Cid hizo repetir el juramento a Alfonso por tres veces, y que a la tercera estuvo a punto de desmayarse, a lo que el Cid respondió con el famoso «Amén». Jura de Santa Gadea. Cuadro de Marcos Giráldez de Acosta. Detalle del cerrojo de la puerta de la Iglesia de Santa Gadea, rememorando los hechos acaecidos en esa iglesia.


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