INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS. LECCIONES APRENDIDAS 69 11. PAISAJE DESPUÉS DE LA BATALLA A priori, la actuación de una brigada no podía tener un impacto en el conjunto. Sin embargo, los medios más prestigiosos difundieron la actuación del RCAC 3 y Thomas Ricks (pulitzer por sus reportajes de guerra en el Washington Post), dedicaría buena parte del capítulo 19 de su éxito Fiasco a esta historia. La secretaria de Estado, Condolezza Rice, informada por uno de sus asesores se haría eco de la nueva táctica, proclamando el “Clear, Hold, Build” como la nueva estrategia sin consultar con el Departamento de Defensa56. El alcalde de Tal Afar57 intentó por todos los medios prorrogar la estancia del regimiento, apelando al teniente general Casey e insistiendo con una famosa carta al presidente, quien propuso la operación como el ejemplo a seguir y la tendría muy en cuenta para decidir el Surge. Más tarde se publicaron algunas noticias negativas, como el artículo de Peter Baker en el Washington Post titulado El nuevo capítulo triste de una historia de éxito en Irak en el que destacaba la infiltración de elementos de AQI. Sin embargo, da la impresión de que se buscaba mantener viva la tesis de la imposibilidad de salida honorable a la situación o, simplemente, atacar la política oficial. Estas críticas no eran justas, pues el RCAC 3 ejecutó las fases preparatoria y de limpieza, pero sólo inició las otras dos. La violencia no terminó con Restoring Rights, aunque su nivel se redujera drásticamente, pero para los insurgentes mediaba un abismo entre infiltrarse o dominar. Los mejores habían sido eliminados y los ataques eran ahora simples, tipo “disparar y huir”58. Se ha exagerado el carácter rebelde de McMaster, que no actuó en contra de órdenes, y que de hecho recibió el apoyo de su división y del propio Casey59. Demostró firmeza para regirse por los hechos y no según las teorías oficiales, junto a una extraordinaria iniciativa en ausencia de directrices claras. Algunos autores han llegado a achacar todo el éxito posterior del Surge a la llamada Rebelión de los Coroneles. Contribuyeron decisivamente a la idea, pero su concepción y ejecución pertenecían a otro nivel de mando. La causa principal del éxito fue que mandos de rango inferior como H.R. McMaster improvisaron nuevas formas de ganar la guerra en la línea del frente. La clave para aprender de los errores no fue seguir ciegamente la línea oficial” (Harford, 2011, 93). En su momento, pese a contar con todos los requerimientos, además de un historial inigualable, McMaster sería descartado dos veces para el ascenso, provocando una sacudida en los foros militares de Internet. Finalmente, Petraeus decidió intervenir en el proceso para asegurar el resultado. Irónicamente, el teniente general Dempsey ha afirmado recientemente que es el mejor general de brigada con que cuenta su Ejército60. Había colaborado desde Tal Afar en la confección del FM 3-24 Counterinsurgency Operations con correos electrónicos, a veces interrumpidos con mensajes como: “tengo que dejarlo, hemos sufrido un ataque”. En 2006 formó parte del Grupo de Estudios que propondría la nueva estrategia con la que se acometería el giro operacional, el Surge. Recientemente ha impulsado la nueva doctrina, donde su mano queda reflejada en la búsqueda de la sencillez (en la medida en que eso es posible en el complejo Ejército Estadounidense), pero sobre todo en el alejamiento de las recetas y la confianza en la adivinación del futuro, y en la insistencia en la necesidad de adaptarse a las circunstancias reales. El éxito de Tal Afar ha sido bien estudiado en Adáptate, del economista y columnista del Financial Times Tim Harford (autor, entre otros éxitos, de El economista camuflado), cuya influencia curiosamente se va filtrando del mundo de la empresa al militar, si bien desnaturalizada. Este triunfo no se produjo por casualidad o por un mero espíritu rebelde, sino gracias a una base teórica, al estudio de los antecedentes lejanos (Vietnam y Malasia) e inmediatos (Operación Black Typhoon), al análisis de los factores y a la capacidad de adaptarse guiados por la voluntad de vencer, y ejecutados con el excelente espíritu de combate de la unidad forjado anteriormente. Tampoco hubiese sido posible sin un jefe con conocimiento de la guerra y del factor humano, que no ha perdido una sola oportunidad de recordar que los ciudadanos deben estar orgullosos de sus soldados, cuya pobre recompensa definió en un vídeo de captación como “el honor de formar parte de algo más grande que nosotros”61 . En los comentarios anejos un soldado escribió: “Es realmente uno de los grandes líderes de nuestro ejército y espero volver a trabajar para él. Este tipo conoce a todo el mundo en toda la unidad.” McMaster ha salido en defensa de su análisis de Crack in the foundation62 en 2009, incluso antes del cambio del centro estratégico hacia el Pacífico, un escenario aparentemente ideal para los partidarios de la ventaja tecnológica que puede hacer olvidar las duras lecciones de Irak y Líbano. Tal vez se llegue alguna vez a la superioridad técnica absoluta. A la espera de ese momento, no debe extrañarnos la repetición de errores tácticos, operacionales y estratégicos. Basta echar un vistazo a Dereliction of Duty para comprender los motivos que anidan, creciendo con los temores y ambiciones, en el alma y el corazón humanos. Una de las consecuencias más interesantes, propuesta por diferentes mandos, ha sido la necesidad de aumentar con
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