BIBLIOGRAFÍA 99 Gonzalo negoció con los amotinados, pero no perdonó la falta de disciplina: ahorcó y expuso públicamente a los cabecillas. Ya entonces las noticias volaban, y los franceses vencidos encontraban ahora todas las puertas cerradas, como suele suceder en esos trances, quedando cercados en Gaeta y Bari. Para reducirlos se hará gala de una buena combinación de intentos por sorpresa, coordinación de artillería con asaltos, y una exhibición final de valor, espada en mano, de Pedro Navarro (experimentado jefe de Artillería e Ingenieros desde la guerra de Granada) y del propio Gonzalo, hasta tomar el Castillo Nuevo de Nápoles. El de’ll Ovo ha de abandonarse ante la necesidad de ocuparse del nuevo ejército francés que se aproxima desde el norte. Mientras tanto, una Gaeta reforzada resiste en manos francesas, auxiliada por sus galeras, ahora dominantes. Comienza el gran capitán la campaña de Garellano con una inferioridad de seis a uno, pero va a ir recibiendo refuerzos que reducen la desventaja, algo imposible sin el prestigio acumulado cuando se trata mayoritariamente de condotieros, incluyendo a los capitanes de un Cesar Borgia pasado al ejército francés. Así se llega a la batalla decisiva, donde el gran capitán atraviesa el río con la vieja técnica de un puente de barcas, construido y montado en un terreno desfavorable y con el tiempo más adverso. Son bien conocidas las durísimas condiciones en que se encontraban los ejércitos a ambos lados del río y la aparente retirada de los españoles y sus aliados, para preparar la operación decisiva. Las ilustraciones facilitan la comprensión de la batalla, explicada con el necesario detenimiento e incluyendo sus importantes prolegómenos. Gonzalo, que ya cuenta con una máquina bien engrasada, disciplinada y conocedora de las tácticas a emplear, hace gala de un notable espíritu ofensivo, cambiando de actitud según las circunstancias, un recital de la hoy tan cacareada “capacidad de adaptación”. Entre las claves del éxito destacan la excelente moral, la disciplina en la ofensiva y la firmeza en la persecución. Un diplomático de la talla del gran capitán tampoco iba a dejarse engañar por los franceses por unas tácticas dilatorias de negociación, estando en su mano la victoria total, asegurada con la toma de Gaeta y rubricada con una generosidad digna del mejor caballero novelesco, algo que no puede decirse de Fernando el Católico en sus órdenes para con César Borgia. Unas páginas biográficas rematan el volumen a manera de epílogo. Son hechos conocidos que unen a Gonzalo con tantos otros genios de la Historia Militar Universal que no recibieron el agradecimiento merecido. Se puede defender ese trato en aras de una supuesta inteligencia política o de la razón de estado, pero considerando los servicios prestados no es posible un veredicto benévolo hacia el rey Católico. Canales dedica una merecida doble página a Pedro Navarro, de cuya increíble vida no podemos dejar en el tintero la innovación de la apertura de fuego de arcabucería por filas, posiblemente por vez primera y al mando de tropas francesas, humillando nuevamente a la valiente infantería suiza, y con ella a Maquiavelo y a los insignes historiadores de la Revolución Militar Moderna. Presentación e ilustraciones siguen la tónica de Ceriñola. Ambos volúmenes están bien escritos y son suficientemente entretenidos para que su interés no haya de limitarse a “friquis” de las batallas. Una obra de divulgación necesaria que agotada en establecimientos tradicionales, puede adquirirse a librerías digitales. Muy recomendable para todos los infantes. LA GRAN ARMADA. LA MAYOR FLOTA JAMÁS VISTA DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO Colin Martin y Geoffrey Parker Planeta. Barcelona, 2011 DRAKE Y LA INVENCIBLE. MITOS DESVELADOS. Agustín Rodríguez González Sekotia. Madrid, 2011 Británicos… Pero historiadores. Con este dato y el título casi tienen la valoración de La Gran Armada. Parker, una autoridad en Historia Militar y Moderna de España, ha sido
MEMORIAL INFANTERIA 65
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