2014 TRIBUNA DE HUMANIDADES 21 Vestuario y calzado Cementerio de guerra Con rubor leemos las angustias de Martín Cerezo ante la falta de ropa y calzado. No habían llevado repuestos (proba-blemente por no estar previsto o por no ser costumbre) y para colmo de males, parte de la ropa que habían confiado a las fili-pinas para que fuera lavada fue robada y desapareció al aban-donar el pueblo sus habitantes. Cerca ya el final del asedio, Martín Cerezo autoriza em-plear sábanas para hacer camisas y pantalones. Suponemos que al pobre Ramón Ripollés Cardona, sastre de profesión, no le debió de faltar trabajo a pesar de haber sido herido el 8 de noviembre. Peor fue el problema del calzado, cuya solución pasó por tres etapas. En un primer momento se cosen cordeles a las suelas y se anudan al pie, posteriormente se hacen zapatos de madera (suponemos que poco más que la suela) y por último se fabrican abarcas con la piel de los tres carabaos que caza-ron. Desde luego debieron de ser bastantes los que anduvieron descalzos. Higiene personal Las dos mitades de otra de las pipas de vino serrada por su mayor diámetro, se emplearon como dos tinas para el lavado de ropa. Afortunadamente la ropa debía de tardar muy poco en secarse ya que los infelices soldados no tenían que ponerse en el mientras tanto. Eliminación de desechos En el corral que resulta de derrumbar el tejado de la vivien-da parroquial se practicaron dos canalones que daban a un pozo negro situado inmediatamente pegado a la pared por el lado externo. Los enterramientos La iglesia sirvió de cuartel, morada, comedor, baño, calabo-zo, enfermería y cementerio. Las diecisiete bajas españolas19 fueron enterradas sin ataúd, como entonces era relativamente frecuente en España “tocan-do tierra”, suponemos que con solo un sudario. Las sepulturas estaban separadas y poco después de terminar las hostilidades se exhumaron los cuerpos y se repatriaron. Hoy descansan en el Mausoleo de los héroes de Cuba y Filipinas en el cementerio madrileño de Nuestra Señora de La Almudena20. Bajas La relación nominal de todos los que estuvieron en un mo-mento dado en la iglesia arroja 61 nombres. Para estudiar la relación de bajas no tendremos en cuenta a los tres frailes fran-ciscanos, por ser personal civil no combatiente ni a los dos sanitarios filipinos por considerar, le pese a quien le pese, que sus deserciones no fueron tales.
BOLETIN SANIDAD MILITAR 20
To see the actual publication please follow the link above