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27 Carlos Setas Las relaciones entre Afganistán y Paquistán y las negociaciones de paz con los talibanes afganos. noventa, además de la promoción por parte de Islamabad de las facciones muyahidines más religiosamente radicales durante los ochenta. En cualquier caso, su capacidad de intervención e influencia en Afganistán le va a permitir seguir manteniéndose como un actor clave en todo proceso de paz que se establezca en Afganistán. Esta misma capacidad de influencia podría llevar al Gobierno afgano a decidir garantizar a Pakistán sus objetivos mediante algún tipo de acuerdo que implique la minimización del papel indio en la zona. La posición de los talibanes es quizás la más impenetrable. Según se desprende de las conversaciones llevadas a cabo hasta el momento, los talibanes habrían puesto como condiciones para el diálogo: la retirada de todas las tropas extranjeras del país; la liberación de todos los prisioneros talibanes en manos pakistaníes, estadounidenses o encarcelados en el propio Afganistán; y el reconocimiento del movimiento talibán por parte de la comunidad internacional seguido por el levantamiento de las sanciones impuestas por Naciones Unidas, en 1999. Por el momento, se han negado a establecer negociaciones directas con el Gobierno de Kabul, exigiendo que se lleven a cabo con los estadounidenses. Dicho esto, surge la duda sobre el interés talibán en negociar, a tan solo dos años de la retirada de las tropas occidentales. Es posible que los talibanes hayan llegado a la misma conclusión que EE.UU. y hayan decidido que esta guerra no se puede ganar. También es posible que estén empleando la oferta de negociaciones como una forma de ganar tiempo y reducir la presión militar sobre sus fuerzas, de manera que estén en condiciones de luchar con las tropas del Gobierno afgano a partir de 2014. Ambas son factibles si se considera que el movimiento talibán, lejos de ser una organización monolítica, puede contener en su seno facciones con diversos intereses. Podrían identificarse al menos tres corrientes de opinión dentro del movimiento talibán40. Aquellos que ven difícil imponer un régimen basado en la ley islámica en todo Afganistán y temen el estallido de una guerra civil tras la retirada de las fuerzas de la OTAN. Estos elementos más pragmáticos podrían ser favorables a unas negociaciones de paz que les otorguen cierto reconocimiento internacional, y un papel en un futuro Gobierno afgano; aquellos que efectivamente ven las negociaciones como una forma de preservar su fuerza y consolidar su poder en el Sur del país, hasta la retirada occidental; y finalmente, los que no quieren saber nada de negociaciones y se ven a sí mismos como integrantes de un movimiento global para la yihad. Estos serían principalmente las nuevas generaciones de combatientes talibanes, procedentes de los campos de refugiados en Pakistán, que han adoptado parte del discurso y de la ideología de al Qaeda. Si bien el Mullah Omar permanece como líder indiscutido del movimiento, y es posible que sus órdenes fueran acatadas por todas las facciones de los talibanes, este no se ha pronunciado claramente ni a favor ni en contra de las 40  BARRETT, Richard, “Talking to the Taliban”, Foreign Policy, 20 de agosto de 2012.


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