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BIP 146

EDUCANDO EN SALUD En mis primeros contactos con el CG de la Armada como TCOL. (PSI) jefe de la Sección Técnica de Psicología y Estudios, enclavada orgánicamente en la Subdirección de Reclutamiento (SUBDIREC), y dando cumplimiento a lo ordenado por el ALPER en materia de prevención de drogas, he elaborado este artículo con el quiero, en primer lugar, agasajar la labor divulgadora del Boletín Informativo para el Personal de la Armada (BIP) en la prevención de actitudes incompatibles con la condición de militar y promoviendo la educación y los hábitos de vida saludable en su personal a través de su sección “Educando en Salud”. Tengo la convicción de que la drogadicción es un problema sobre todo individual, pero también familiar, laboral y con repercusión social, que puede limitar el desarrollo fructífero de una vida. Por tanto, me planteo como objetivo de este artículo de opinión concienciar del valor de la prevención al objeto de disminuir los factores de riesgo, aumentar los de protección e intentar llegar a la tolerancia cero y/o disminuir la vulnerabilidad que supondría para nuestra institución. ¿Por qué consumimos drogas? La respuesta cabría encontrarla en el cerebro, ya que la dopamina es un neurotransmisor comúnmente asociado al sistema del placer, y entre la población diana la respuesta se encuentra también en la curiosidad por experimentar. En determinados individuos la respuesta se debe a una baja tolerancia a la frustración, a la presión del grupo, a la dificultad para plantearse metas, al excesivo control familiar y, también, a la facilidad en la disponibilidad de estas sustancias en determinados ámbitos. La etiología parte de esta famosa triada: SUSTANCIA-INDIVIDUO-ENTORNO; es decir, a través de una sustancia, el individuo quiere modificar su entorno, o viceversa, al objeto de obtener ese placer descrito. Existen también causas que inciden en la respuesta, como son las predisposiciones genéticas, médicas y psicológicas (enfrentamiento al estrés, mayor energía, desafiar a la autoridad, curiosidad, desinhibición, huida de la realidad, combate al aburrimiento, alteración del estado de conciencia, insomnio, etc.) Tampoco debemos olvidar otros factores de tipo familiar y escolar, que predisponen al individuo al consumo de drogas. Por tanto, un acercamiento al perfil psicológico del drogodependiente sería: existencia de una actitud personal que induce al consumo, pasividad de cara a la vida, bajo nivel de frustración, malestar psíquico, dependencia afectiva, inmadurez e inestabilidad emocional, angustia de separación, aislamiento y dificultades de interrelación, deseo constante de aprobación, imagen negativa de sí mismo, timidez e hipersensibilidad, inadaptación social, carencia de control interno, escaso nivel de aspiraciones y relaciones personales, situación conflictiva en el seno familiar, falta de trabajo e inactividad o de sentido a la vida. Drogas y Sociedad Hay que decir que el recorrido de las drogas es paralelo al de la propia historia de la humanidad (algo relacionado con lo secreto, sagrado, fiesta, sexualidad, música…) Socialmente se ha pasado de la consideración del consumo como trasgresor y marginal en los años ochenta, a la normalización del actual. En la actualidad los medios de comunicación, los valores de la sociedad y estilos de vida determinan la permisividad o beligerancia; de ahí que hoy en día se haya producido la normalización del uso los fines de semana, asociado a los espacios y periodos de ocio. Otra característica actual es que los jóvenes no se ven como drogadictos (escasa conciencia de los riesgos) y perciben poco control por parte de sus padres, aunque la familia y el ambiente escolar desempeñan un papel fundamental, pero es la conducta del individuo quién puede aceptar o rechazar la presión del grupo e incluso modificar el ambiente. Se desprende la realidad del policonsumo (alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, éxtasis son los más consumidos). La atracción nocturna es ir buscando ambientes distintos a lo largo de la noche. Finalmente los jóvenes buscan con las drogas intensificar y alargar la diversión, sentirse libres, evadirse o relacionarse, cuyo denominador común es “salir de marcha” para encontrarse con los amigos (96%), romper la rutina (81%), escuchar música (77%), bailar (55%), tener sexo (39%), tomar drogas (29%) y encontrar pareja (25%). La presión al consumo es alta porque asegura: diversión, capacidad de hacer amigos, conseguir emociones, inhibición de los problemas. En España (fuente Plan Nacional sobre Drogas): 70 BIP EL A-B-C DE LAS DROGAS. EL VALOR DE LA PREVENCIÓN EN LA ARMADA


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