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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 893 SEP 2015

Arsenal de Barcelona (actual Parlamento Catalán). Prospero de Verboom, 1718 jefe, en segundo y ordinario; y que tuvieran asimilación militar, pues «los ingenieros necesitan los grados … para dar consideración a las funciones de su empleo». Al año siguiente se creaba una estructura territorial, implantación que puede considerarse precursora de la estructura de las Comandancias de Obras, adscritas en la actualidad a la especialidad de Construcción del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos. Las funciones de aquellos ingenieros no solo se centraban en la construcción y reparación de fortificaciones, sino que también construían canales, puertos, caminos y proyectos de urbanizado; realizaban levantamientos cartográficos o incluso construían fábricas y catedrales, como las de ultramar3. La mejora de su organización conllevaría un esfuerzo paralelo en la formación. La enseñanza en los Cuerpos Facultativos dio cabida a los nuevos conocimientos científicos y tecnológicos en mayor medida que las universidades, pues estas permanecían ancladas en la enseñanza de las Humanidades. Desde 1720 la formación de los futuros ingenieros militares se realizaría en la Academia de Barcelona, inspirada en la organización y en las enseñanzas impartidas por la Academia de Bruselas. La carrera se componía de cuatro cursos de nueve meses de duración, los dos primeros orientados a una formación básica en matemáticas y fortificación, y los dos últimos a especialidades como mecánica, hidráulica, y arquitectura civil y militar. Por su parte, en Artillería, pese a que a comienzos de siglo se fundaron varias academias, no se dispondría de un centro comparable hasta 1764, 76  REVISTA EJÉRCITO • N. 893 SEPTIEMBRE • 2015 con la creación del Real Colegio de Artillería de Segovia. Este centro pretendía proporcionar a los oficiales de Artillería una exigente educación militar y técnico-científica que les facultara incluso para la gestión de los centros de producción de armamento que, siguiendo la política de Carlos III, se convertirían en Reales Fábricas a cargo del Estado. Tenía la ambición de convertirse en un centro de formación de excelencia y contó con el apoyo firme de la Corona, lo que le permitiría decir a su fundador, el conde de Gazzola: «No os van a faltar libros, ni dinero para comprarlos». Prueba de ello fue la posterior contratación del célebre químico Luis Proust. Este centro impartía una formación enciclopédica que incluía asignaturas como la óptica, la balística, los procesos de fabricación de pólvoras y componentes metálicos, el desarrollo y utilización de instrumentos de medida y ensayo, y se dedicaban largas sesiones para las prácticas en los laboratorios y en el campo. LOS CUERPOS FACULTATIVOS EN EL SIGLO XIX Con la creación del Regimiento de Ingenieros en 1802, la actividad de los ingenieros del ejército adquiría dos facetas: la propia de los ingenieros de plazas y la de los ingenieros de campaña. A partir de entonces la trayectoria profesional de los ingenieros frecuentemente requería alternar ambas funciones lo que dificultó la atención continuada de las obras por parte de los oficiales del cuerpo, pasando en muchos casos su seguimiento a manos del personal subalterno, de carácter


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