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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2014

plo, los dos citados resultaron estar protegidos por el papa de Aviñón, el aragonés Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna. Finalmente nuestro marino se dedicó muy poco a perseguir a corsarios cristianos e hizo la mayor parte de su campaña y de sus éxitos atacando en corso a buques musulmanes. DAVA 24.871.—Filipinas En el año 1664 se mandaron construir en Filipinas las galeras y barcos menores armados que fuesen necesarios para persecución de los piratas, servicio y comunicación entre las islas y provincias de aquel vasto archipiélago. Años después se organizó una armada de más de cien embarcaciones, llamadas joangas, fabricadas en Bisayas y semejantes a las que usaban los piratas. Esta armada tuvo el nombre de Los Pintados, que era el apodo que los españoles pusieron a los naturales de las islas Bisayas por la costumbre que tenían de pintarse la cara. En el año 1730 ya había en el apostadero de Zamboanga dos galeotas, y otras dos en el puerto de Cavite, a seis leguas de Manila; y así en este arsenal, como en los astilleros de Pangasinán y Zambales, provincias de la isla de Luzón, se construían buques para la Marina de guerra. J. A. G. V. 24.872.—recepción a bordo MISCELÁNEA Entre febrero y octubre de 1623 el príncipe de Gales, Carlos de Estuardo, permaneció en nuestro país intentando negociar su matrimonio con la infanta María Ana de Austria y Austria-Estiria, hija del difunto Felipe III. Una vez finalizado el viaje de ocho meses, embarcó en Santander en la escuadra que le llevaría de vuelta a casa. Para corresponder a los agasajos recibidos durante su estancia, el día antes de salir dio un pequeño refrigerio al séquito que le había acompañado desde Madrid: «sirviéronse 1.600 platos, los 400 de dulce, cubriéndose el servicio seis veces, y a los brindis, que fueron muchos... se disparaba toda la artillería de la armada y algunas veces, con el estruendo, se descomponían los aparadores, que estaban con la ostentación que se deja inferir». Por parte española, «al día siguiente, se le ofrecieron para el viaje 2.000 gallinas, 2.000 pollos, 2.000 pichones, 500 capones, 100 carneros, 200 cabritos, 12 vacas, 50 terneras, 50 perniles, 50 barriles de aceitunas, 50 pipotes de conserva, 100 pellejos de vino, 12 de aceite, 8 de vinagre, salsería, potajería, frutería, gran suma de plata labrada y una fuente que lo pudiera ser del Prado de Madrid». El buen Carlos nada más llegar a su país hizo lo imposible porque su padre el rey Jaime declarara la guerra a España como represalia por no haber accedido al matrimonio. G. V. R. 2014 133


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