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REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2015

RUMBO A LA viDA MARiNA vida. Es un decir. Pero no por sencilla y bobalicona que nos pueda parecer la vida de la esponja va a dejar de asombrarnos como el animal más enigmático que existe. Las esponjas son elementales organismos huecos que se encuentran a mitad del recorrido entre una colonia de células reunidas sin ton ni son como son los llamados cenobios que también se estrenaron en la mar, y el estructurado ser pluricelular que va desde la enormidad de la ballena a la pequeñez de la pulga. Esquemáticamente, podemos relacionar a las esponjas con la imagen de un globo orientado al revés cuya periferia aparece rodeada por una estructura de sostén (que no es un tejido) que contiene tres tipos importantes de células que, además, teóricamente son independientes de la esponja que las agrupa (enseguida lo explicamos), a saber, de dentro a fuera del globo: coanocitos, amebocitos y células epiteliales. La esponja —recordemos que es un porífero— se encuentra perforada en su grosor por infinidad de diminutos poros que, a través de otros tantos canalículos, comunica el exterior del animal con su capa interior, en la que se sitúan los coanocitos o células de collar, las cuales, batiendo sus flagelos como látigos generan la fuerza suficiente para aspirar a través de dichos canáliculos una corriente de agua procedente del exterior, a donde será devuelta una vez que todas las células de la esponja hayan filtrado y aprovechado los nutrientes que contenía. Insisto: cada una de las células haciendo la guerra por su cuenta, de forma independiente y en su particular beneficio, dado que la cavidad interior de la esponja adolece de actividad digestiva alguna (no hay boca ni ano) y que no tiene más utilidad que la de ser el colector que reúne, devuelve y expulsa al exterior el agua marina. Una diminuta esponja marina filtra 20 litros de agua diarios. Ahora comprenderá el lector que el dicho popular «bebe como una esponja» en absoluto es metafórico. Las falanges romanas en campaña preferían beber agua mojando una esponja que tomarla directamente de una copa. Igualmente le asaltará la duda —y ello es lógico— de que si las células de las esponjas son tan independientes como se dice, tendrán que serlo con ciertas reservas porque el simple hecho de reunirse en una estructura definida significa que se reconocen entre sí, y si todos los coanocitos se ponen de acuerdo para aspirar el agua de mar todos a una, como en Fuenteovejuna, cual tropa bien uniformada, en beneficio del conjunto, es porque podemos suponer que la agrupación celular de la esponja es un esbozo o un anticipo, llamémoslo así, de lo que es un tejido; solo que a su manera. Abunda el hecho de que las células epiteliales se contraigan también al unísono al ser tocadas por un cuerpo extraño o en respuesta a una agresión química y que consensuen así por mayoría absoluta la defensa de la esponja bloqueando sus canalículos tras cerrar súbitamente los poros. Por su parte veremos que los amebocitos también desempeñan diversos cometidos en la reproducción de la esponja, en la fabricación de las espículas y en el transporte de partículas alimenticias desde los coanocitos a las células epiteliales. Esta diversificación de funciones celulares nos conduce a la hipótesis (que espero que los eruditos no la consideren muy de andar por 2015 503


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