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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 308 JULIOAGO 2014

Los Reyes reciben muestras de afecto de los ciudadanos durante el trayecto que hicieron por Madrid tras la proclamación. solo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos». En este sentido, Don Felipe prometió «una Monarquía renovada para un tiempo nuevo». El Rey aludió a las víctimas del terrorismo, cuyo recuerdo «permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón», así como a los ciudadanos «a los que el rigor de la crisis económica ha golpeado duramente hasta verse heridos en su dignidad como personas». Refiriéndose a éstos últimos, advirtió que la solución de sus problemas, y en particular la obtención de un empleo, debe ser «una prioridad para la sociedad y para el Estado». Felipe VI reafirmó su fe en la unidad de España, pero precisó que unidad «no es uniformidad». Por el contrario, defendió una España «unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el respeto a la ley». En ella, puntualizó, «caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben las distintas formas de sentirse español, porque los sentimientos no deben nunca enfrentar, dividir y excluir, sino comprender y respetar, convivir y compartir». Terminó su discurso dando las gracias en las cuatro lenguas oficiales del Estado. Los parlamentarios y las personalidades asistentes, puestos en pie, irrumpieron en aplausos y vítores. A su salida, el batallón de honores desfiló ante los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía. POR LAS CALES DE MADRID Los actos de la proclamación concluyeron en el Palacio Real, al que los Reyes llegaron en un Rolls Royce descubierto, tras un recorrido por el centro de Madrid, engalanado con numerosas banderas de España. Felipe VI iba de pie, saludando a los ciudadanos, en un trayecto que discurrió por el paseo del Prado, la calle de Alcalá, la Gran Vía, la plaza de España y la plaza de Oriente. La caravana real estuvo acompañada por el Escuadrón de Escolta Real, con más de 70 jinetes a lomos de caballos de pura raza española y compuesta por batidores, banda, coraceros y laceros. Toda la carrera, al igual que en el trayecto anterior del Palacio Real al Congreso, fue cubierta por los 340 miembros de una unidad constituida para la ocasión y formada por militares y guardias civiles. A las 12:45 horas, Don Felipe y Doña Letizia, sus hijas y los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía saludaron a los congregados desde el balcón central del Palacio Real. Un cuarto de hora después, los nuevos Reyes ofrecieron una recepción en los salones del Palacio a más de 2.000 invitados, representativos de la sociedad española, entre los que se encontraban políticos, dirigentes sindicales, empresarios, embajadores, representantes de la aristocracia, escritores, periodistas, músicos, deportistas, toreros... La Guardia Real proporcionó la Guardia de Honor y rindió los honores con la Unidad de Música, el Grupo de Honores, el zaguanete de Alabarderos y la Batería Real. Los Reyes abandonaron el Palacio Real en torno a las 15:30 con dirección al Palacio de la Zarzuela, en el mismo Rolls Royce cubierto con el que por la mañana se habían trasladado al Congreso. Asimismo, las Fuerzas Armadas participaron en el operativo de seguridad que se dispuso para la coronación de Felipe VI. De este operativo, cuya máxima responsabilidad correspondió a la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid, formaron parte también la Policía Nacional y Municipal, la Guardia Civil, Protección Civil y el Samur, junto a los servicios de seguridad de La Zarzuela y La Moncloa. En concreto, a las Fuerzas Armadas se le asignaron dos mi- 10 Revista Española de Defensa Julio/Agosto 2014 Efe/Víctor Lerena


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