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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 896 NOV 2015

REVISTA EJÉRCITO • N. 896 NOVIEMBRE • 2015  109  SECCIONES FIJAS iniciativa como el teniente Grandi, que abrió una tronera y dispuso las piezas que batieron de enfilada la playa impidiendo desembarcar al propio Nelson; o por su capacidad para moverse y estar en todas partes como el teniente Vicente Siera, que capturó cinco soldados ingleses en la plaza de La Pila y los entregó al general Gutiérrez, que en ese momento carecía de información correcta, proporcionándole así un preciso conocimiento sobre la situación de las fuerzas británicas. Nelson intenta primero una maniobra para envolver Santa Cruz desembarcando por la zona de Bufadero y fracasa porque desde La Laguna y Santa Cruz se cierra su avance por los montes, probablemente desconoce la dureza del terreno al norte de Santa Cruz. Una vez fracasada esta primera intentona, fuerza un ataque de frente y por sorpresa, pero lo efectúa precisamente por el lugar donde se le espera, gracias a los acertados planes de defensa, y es de nuevo derrotado. No puede decirse que actuara erróneamente. Era un gran marino, contaba con la iniciativa, una tremenda superioridad en bocas de fuego, un número muy superior de combatientes, sus marinos estaban bien dotados, disciplinados y adiestrados y no había perdido ningún combate en el mar; pero en Santa Cruz no se produce un combate naval sino un desembarco y es derrotado en tierra. PRETENSIONES BRITáNICAS El ataque a Santa Cruz no es, contra lo que se ha querido hacer creer, un mero ataque pirata más con el propósito de saquear las humildes posesiones de sus habitantes. Por el contrario, el ambicioso plan británico encierra una doble finalidad estratégica. Las Islas eran una parada obligada para los navíos de la época, pues el Canal de Suez no estaba aun abierto y tenían que pasar por ellas todos los barcos procedentes de Europa hacia América, África o Extremo Oriente. Por lo que la primera finalidad del plan es la de privar a España del inmenso apoyo que suponían las Islas en la ruta hacia el continente americano, lo que supondría asestarle un durísimo golpe. Y si además estas caían en su poder les resultarían mucho más fáciles los ataques a los convoyes y flotas de ida y vuelta a América. A finales del siglo xviii Gran Bretaña se encuentra en un momento de máxima expansión, pero la independencia de los Estados Unidos y la imposibilidad de arrebatar a España sus posesiones americanas le obliga a dirigirse hacia África y Asia, sobre todo hacia la India. Y para mantener la ruta a la India son necesarias bases en el Atlántico y el Índico. Es evidente que dominar el archipiélago le permitiría satisfacer esa necesidad, pues las Canarias representan un punto intermedio fundamental para la aguada, el abastecimiento y el alistamiento de buques, así que la conquista de Santa Cruz resulta crucial en sus planes. Una vez conquistada esta plaza, su defensa, contando con el dominio del mar, es relativamente fácil y la conquista del resto de las islas del archipiélago, a partir de ella, no presenta mayor dificultad. Esta es la segunda finalidad del ataque: obtener un punto de apoyo en la ruta atlántica. Para lograrlo Nelson pretende conquistar primero Santa Cruz, más tarde Tenerife y seguramente el resto de las islas. Así se desprende claramente de la correspondencia entre Nelson y su superior y jefe de la flota, el almirante Jervis, cuando el plan de ataque a Tenerife estaba tomando cuerpo durante la primavera de 1797. Es especialmente esclarecedor el documento enviado por Nelson solicitando instrucciones de Jervis sobre determinados Desembarco de las tropas inglesas en Santa Cruz de Tenerife aspectos del plan en el que aquel


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