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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 896 NOV 2015

escribía preguntas que, contestadas por este en el mismo documento, son reveladoras de las verdaderas intenciones de los británicos: «N a J: ¿Es su opinión que la intimación sea dirigida a la isla de Tenerife en su conjunto o únicamente a la población de Santa Cruz y el distrito que le pertenece? J. a N.: A la totalidad de la isla. N. a J.: ¿Qué contribución desea se solicite… por lo que respecta a Gran Canaria? J. a N.: Palma, Gomera, Ferro, Forte Ventura, Lance rote». Hasta tal punto esta conquista era importante para los ingleses que Viera y Clavijo recoge la opinión de William Pitt, conde de Chatham, quien ya en el año de 1748 hablaba sobre la conveniencia de cambiar una de las Islas Canarias por su «amada e importante posesión de Gibraltar». (Cita tomada de Juan Carlos Cardell Cristellys en Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de julio de 1797, Ediciones Idea 2004, página 22). Afortunadamente, al verse obligados en virtud de las capitulaciones que les impondrá el general Gutiérrez, a no volver a atacar las Islas Canarias, los ingleses no tienen más remedio que olvidar la ruta atlántica y volverse hacia el Mediterráneo y Egipto, donde al año siguiente seguirán combatiendo, pero esta vez ya contra la flota francesa. LA CAPITULACIÓN Los acuerdos de capitulación, ciertamente más un pacto entre caballeros que otra cosa, siguen el modelo ya experimentado en Malvinas y Menorca 110  REVISTA EJÉRCITO • N. 896 NOVIEMBRE • 2015 y constituyen el paradigma de la última acción bélica en la que el honor y la generosidad sobre el vencido son norma que engrandece al vencedor. A cambio de la promesa de no volver a atacar las Islas Canarias se liberan todos los prisioneros, se atiende adecuadamente a los heridos, se proporciona a la flota derrotada el avituallamiento disponible, se concede al vencido la posibilidad de embarcar honrosamente con su armamento y banderas desplegadas. Gutiérrez y Nelson intercambian obsequios y cartas de mutuo respeto y cortesía. Este último se ofrece a llevar en persona el parte de guerra de su vencedor a las autoridades españolas en Cádiz. En palabras del historiador Agustín Guimerá Ravina: «La victoria isleña sobre Nelson representaría así uno de los últimos episodios de una guerra del antiguo Régimen, donde la caballerosidad y el humanitarismo hicieron acto de presencia». En efecto, muy pocos años después la guerra de la Independencia mostrará una cara bien distinta donde desaparece todo rasgo de humanidad, baste observar la impactante obra del genial Francisco de Goya. TRASCENDENCIA HISTóRICA DE LA VICTORIA Canarias es hoy España, y es presencia avanzada de nuestra Patria en el océano Atlántico, porque así lo quisieron los canarios, representados por los tinerfeños, hace ahora exactamente doscientos dieciocho años. De haber sido de otro modo es imposible suponer cuál sería hoy la situación, pues en este momento la flota española, tras la acción del Cabo San Vicente, está bloqueada en Cádiz, por lo que un hipotético apoyo a Canarias en 1797 resultaba imposible. El bloqueo de la flota y la guerra con Inglaterra iban a durar varios años por lo que a la ocupación de Gibraltar se sumaría ahora la de Canarias y, si no se pudo recuperar el Peñón, más difícil todavía hubiera sido hacerlo con las Islas en ese momento. Llega la derrota de Trafalgar en 1805, con la destrucción de la flota y la pérdida absoluta del dominio del mar, capacidad imprescindible para la recuperación del Archipiélago. Inmediatamente Derrota de la escuadra inglesa después estalla la


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