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BOLETIN INFANTERIA MARINA 20

OPINIÓN ANÁLISIS DE LA TOPOGRAFÍA… un proyectil de alta velocidad que provoca una cavidad temporal, puede causar un secuestro óseo e incluso una fractura indirecta, sospechada en trazos de fractura no desplazada y lineal (el 10% de las fracturas en la Guerra de Vietnam eran de este tipo) 21. Según estudios experimentales en animales, un proyectil cuya trayectoria se localice a 1 cm del periostio de un hueso largo puede motivar una fractura indirecta22. Comparados con los huesos, las arterias y las venas son mucho más elásticas y toleran mejor el fenómeno de cavitación temporal originado por el paso de un proyectil a través de tejidos blandos. La tracción origina lesiones microscópicas como pérdidas de las células endoteliales, afectación de la membrana elástica interna y posibilidad de sangrado permanente20. Al igual que los vasos sanguíneos, los nervios resisten considerablemente la tracción y empuje de la cavidad temporal. Así mismo se han demostrado lesiones histológicas en nervios periféricos secundarios a esta cavidad. Cirujanos militares han presenciado como pacientes tras sufrir una herida por arma de fuego sin evidencia de lesión macroscópica a nivel nervioso periférico y descartar motivo psicológico (stress de combate), muestran sintomatología de parestesias y paresias (calambres y hormigueos) mantenidas en el tiempo5 (ver figura 4). El mecanismo lesivo predominante en nuestra serie ha sido el explosivo seguido del arma de fuego. Este dato es semejante al obtenido en prácticamente la totalidad de estudios anglosajones que analizan las bajas atendidas en los conflictos más recientes. Este hecho también es característico del enfrentamiento entre tropas profesionales e insurgentes en la denominada «guerra asimétrica»23. Entre otros factores, podemos destacar que las medidas de protección pasiva (blindaje de vehículos, casco y chaleco antifragmentos) y la rápida evacuación hasta una instalación médica, reducen la mortalidad en los heridos que han sufrido lesiones por arma de fuego y por explosivos. Hemos apreciado cómo los efectivos militares que han utilizado estas medidas de protección han tenido un riesgo significativamente menor de necesitar cirugía mayor que el personal que no los utilizaba y, asimismo, que las bajas con lesiones abdominales son las que más necesidad de procedimientos quirúrgicos han tenido2. En el medio militar y más concretamente en el caso de unidades de Infantería de Marina también debemos valorar las lesiones contusas provocadas por los mecanismos de desaceleración tras sufrir una explosión en un vehículo. Una serie soviética recogida durante el conflicto en Afganistán, indica que la distribución topográfica de las fracturas sufridas por los tripulantes soviéticos de vehículos blindados que sufrieron un ataque fue: miembro inferior 63%, miembro superior 20,1%, tórax y columna vertebral 13,5% y pelvis 2,8%24. La experiencia obtenida durante la operación Atalanta muestra cómo los patrones lesionales encontrados en los presuntos piratas somalíes presentan unas características similares a las descritas en conflictos previos cuando no se encontraban medidas de protección balística. 20 BOLETÍN DE INFANTERÍA DE MARINA


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