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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

EL TENIENTE GENERAL BENITO ANTONIO SPÍNOLA Y MORO, MARQUÉS DE ... En efecto, entre el 1 de abril de 1753 y el 15 de agosto de 1754 se habían llevado a cabo las obras de excavación del dique grande. Al día siguiente, y hasta el 30 de abril de 1755, se ejecutaron igualmente las de la poza o cisterna donde se alojarían 46 bombas que, accionadas cada una de ellas por ocho hombres en turnos de cuatro horas, podían achicar en doce horas las aguas del dique grande y en ocho las del pequeño. Entre el 16 de enero de 1756 y el 15 de abril de 1757 se acometen las obras del dique pequeño. Y en cuanto a las del departamento ya finalizadas, el 1 de octubre de 1753 se dispone que las fuerzas de batallones y brigadas de Artillería de Marina ocupen el nuevo y amplio edificio construido en terrenos de la Casa del Rey, situado en la parte posterior de la Casa de Intendencia, con una superficie de 8.000 metros cuadrados, dos plantas, dos grandes patios para ejercicios de la tropa y cuya fachada principal daba frente por frente con el arsenal (20). No será infrecuente en esos años ver a Jorge Juan evaluando las obras, desde que una real orden de 28 de junio de 1754 dispusiera que se presentase en el departamento «con el fin de visitar, examinar y disponer todo lo que tuviere por conveniente en punto a la construcción de bajeles, obras de este Arsenal, fábricas de lonas, jarcias y tejidos, así como un nuevo método de aparejar los navíos de la Armada» (21). Quizá fuese esta una de las últimas órdenes que emanó del gran reformista don Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, pues el 20 de julio fue destituido de todos sus cargos, acusado de alta traición a la Corona por ocultamiento de órdenes de guerra. Pero ello no frenó el impulso de las obras. En septiembre del año siguiente, con ocasión de un viaje a Granada, el teniente de fragata Manuel de Sanguineto, designado para el mando de la custodia que había de entregar en la Alhambra a los arráeces Barbuza y Archimuza, informaba al general Spínola de que, al visitar al marqués, este le había recibido «con una grado y afabilidad tan grande, que aunque sabedor de su genio amabilísimo», le había dejado confuso «por las muchas honras» que le había merecido en aquella primera visita. «Le entregué la carta de V.E. por cuya salud me preguntó distintas veces con pública manifestación del afecto con que estima a V.E. y celebrando la noticia que le participé de su perfecta salud» (22). Uno de los problemas más delicados en la obra de los diques lo constituían las puertas de las esclusas, cuya construcción planteaba serias dificultades dado el enorme tamaño que debían tener y los considerables esfuerzos a que estaban sometidas. Feringán, que era un excelente ingeniero y se hallaba al día de las últimas publicaciones sobre la materia —estaba especialmente al tanto de la obra de Belidor, publicada en 1750—, las colocará en 1754. Se trataba de dos puertas rectas de 30 por 24 pies, que cerraban a 135º. (20) Las Ordenanzas de la Armada de 1748, en su artículo 1 del tratado VIII, disponen que, de los ocho batallones de que se compone el Cuerpo, dos de ellos, el 7.º y el 8.º, residan en el departamento marítimo de Cartagena, y que cada uno de ellos, con seis compañías, estará al mando de un capitán de fragata. (21) AMC, CH-3. (22) Ibidem. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 37


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