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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

EL TENIENTE GENERAL BENITO ANTONIO SPÍNOLA Y MORO, MARQUÉS DE ... blecida desde septiembre de 1752 y que funcionaba en un local provisional próximo a los almacenes de desarmo del muelle de Levante. La dirigía el maestro mayor Alfonso Mellado, auxiliado por Antonio Berdunt como capataz (36), y la mayoría de sus operarios eran españoles y residentes en la ciudad. También trabajaban en ella varios centenares de mujeres, aunque desde casa (37), así como algunos presidiarios, y era intención del monarca consagrarla ante todo a que los muchachos vagabundos destinados a los arsenales adquiriesen en ella los rudimentos de algún oficio, como se venía haciendo en las de jarcia, lonas y herrajes (38). No obstante estos proyectos, una real orden de 10 de diciembre de 1757 dispuso su cierre y el despido de los obreros, al considerar que había «lanillas suficientes para seis años» (39). La destitución del marqués de la Ensenada repercutió en estas fábricas, aunque las de Cartagena fueron las menos afectadas por la reducción presupuestaria, teniendo en cuenta que la de jarcia había pasado de 146 empleados en 1752 a 282 en 1754 (40). Sí hubo sin embargo problemas con las 16.000 varas de lanillas y mantas almacenadas, pues pronto se advirtió que habían empezado «a picarse de polilla», por lo que se dispuso su envío a la casa de tintes, donde habían de refrescarse «con las aguas de la fuente de Cubas» y teñirse por mitades de azul y encarnado, para lo que hubo que contratar nuevamente al maestro fabricante Alfonso Mellado (41). Otro factor que hizo resentirse el trabajo en los astilleros fue el despido del carpintero de lo blanco Thomas Marston, a lo que se unió el fallecimiento, el 10 de marzo de 1755, del ayudante de constructor Guillermo Richard (42), cuya habilidad en esta arte estaba muy reconocida, y quien se había destacado asimismo por su actividad, celo y acierto al cubrir las ausencias de Bryant, lo que, por real orden de 2 de agosto de 1752, le había valido el ascenso (43). Su muerte dejó una apenada viuda, Ana Perkins, y tres hijas que, sin embargo, no quedarían desatendidas. En efecto, una real orden de 9 de septiembre de 1755 concedía a los deudos de Richard una pensión de 500 ducados de vellón anuales a fin de que continuasen residiendo en el departamento (44), para lo que el propio comandante general exploró la voluntad de la viuda de convertirse a la religión católica, voluntad que antes había expresado su marido, quien solicitó ser enterrado en el cementerio de la iglesia parroquial (45). La muerte del (36) Una buena muestra de las lanillas que aquí se fabricaban la encontraremos en AGS, MPyD XXXII-58, Marina, leg. 322. Se trata de muestras de lanillas de color encarnado, azul, pajizo, morado y amarillo. Carta de D. Francisco Barrero Peláez al marqués de la Ensenada. Cartagena, 22 de agosto de 1753. (37) La casa del tinte se encontraba en la fuente de Cubas, regida por Nicolás Pérez. (38) ANC, PIIL L 1, 10-X-1755. (39) CVP, ibidem, doc. 266, f. 288. (40) AGS, Marina, legs. 323 y 326. (41) ANC, caja 1445, 18-09-1759. (42) ANC, PIIG, caja 39, exp. 6, y APSMG, libro de entierros, año 1755. (43) ANC, caja 37, exp. 1. (44) ANC, caja 1446, 7-2-1760. (45) AMC, CH-3. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 45


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