Page 57

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN Configuración de una leyenda De esta manera, su leyenda (6) contaba que había nacido por intercesión de la Virgen, después de que sus padres, ya ancianos, hubieran rogado por su concepción. La fuerte vocación piadosa que manifestó desde pequeño le llevó a ordenarse sacerdote después de obtener los grados de maestro en filosofía y doctor en ambos derechos. Especialmente querido como orador, el rey y la reina, Wenceslao IV y Juana de Baviera (al creer que había muerto en 1383, las fechas apuntaban a Juana, la primera esposa del emperador, fallecida en 1386, y no a Sofía, con la que este contraería matrimonio en 1389), le nombraron predicador real. Muchos otros cargos, entre ellos el de obispo de Litomysl, le fueron ofrecidos, mas por humildad los rechazó todos. Más tarde sería elegido limosnero real y confesor de la emperatriz. La maldad sin límites del rey le llevó a pedir al clérigo que le revelase los secretos de confesión de su esposa, a lo que el mártir se negó airadamente (7). Después, en su afán por arrancárselos, torturó al confesor en el potro y le quemó los costados con hachas encendidas, aunque tampoco obtuvo ningún resultado. Tras ser liberado, por un anuncio divino supo el mártir que sus días estaban llegando a su fin, por lo que, después de curarse las heridas, subió al púlpito para despedirse de sus feligreses y luego visitó una imagen mariana en Boleslavia. Al regresar a Praga, Wenceslao volvió a ordenar su prendimiento, para insistir en su obcecada intención de conocer la confesión de la reina. Colérico por no lograr su propósito, acabó lanzando al religioso, atado de pies y manos, al río. Era, según los hagiógrafos, la noche del 20 de marzo de 1383, y san Juan Nepomuceno pasaba a la posteridad como el mártir del sigilo sacramental. Después de ser canonizado por Benedicto XIII en 1729, en los años cincuenta de aquella centuria se descubría el acta presentada por Jenstein al papa Bonifacio IX, con lo que quedaba aclarada la verdadera fecha de su muerte, así como las circunstancias que la ocasionaron. Sin embargo, el imaginario Nepomuceno confesor de la reina se mantuvo como santo y mártir, y hasta 1961 la Santa Sede no suprimió su misa de manera oficial. Sus patronazgos son muy amplios y variados. Además de ser considerado patrón de los confesores, el hecho de que no quisiera revelar al rey de Bohemia la confesión de su esposa, junto con la aparición de lo que se consideró su lengua durante la exhumación de su cadáver para los procesos de beatificación y canonización, hicieron que se le tuviera por protector de la honra y buena fama de sus devotos, con el consiguiente éxito de su culto entre la nobleza y estamentos privilegiados de la sociedad, muy unidos tradicionalmente a los conceptos de honor y honra. Igualmente, dado que el escenario de su muerte fue el río Moldava, también ganó fama como protector ante cual- (6) Varios hagiógrafos la escriben en español a lo largo del siglo XVIII. Una de las principales, si no la más importante, es la de VELASCO. (7) Como expresión de esta maldad, uno de los episodios más repetidos de la vida del santo cuenta cómo Wenceslao mandó asar al cocinero que le presentó un capón mal cocinado, a pesar de los ruegos del Nepomuceno para que desistiera de su cruel empeño. 56 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 126


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126
To see the actual publication please follow the link above