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MEMORIAL INGENIEROS 94

MEMORIAL DE INGENIEROS N.º 94 84HISTORIA la muralla tienen por defuera quitadas piedras y hechos agujeros y por allí con mucha facilidad suben y bajan los que quieren entrar y salir después de cerradas las puertas, y los muchachos entran y salen de día, héselo mostrado y dicho a la Justicia y Regidores vean lo que convendría remediarlo, en opinión tengo que no lo harán» (27). Un incidente muy curioso y significativo ocurrido en el año 1590 nos vuelve a poner de manifiesto el poco respeto que los vecinos observaban ante la existencia de la muralla, ya que han construido numerosos portillos y suben y bajan por ellas cuando las puertas de la ciudad están cerradas o bien forman muladares junto a ella. Todo ocurrió en el cabildo de 24 de febrero cuando se reconoce que la fortificación se encontraba en un estado lamentable, «viéndose por doquier lienzos enteros de muralla convertidos en ruinas». El corregidor que presidía el cabildo entendía que la ciudad debía proceder a su reparación, y algunos regidores, por el contrario, que debía ser el rey quien costeara las obras ante la imposibilidad de atender a tan cuantiosos gatos; pero el presidente, en forma muy airada, les dijo que si no se acordaba el hacer las obras por cuenta y a expensas de la ciudad, «todos quedaban presos allí mismo», en el salón capitular, y «no saldrían sino con grillos» a dar cuenta de su rebeldía ante el consejo de guerra. Ante tan brutal intimación, y aunque no sin protestas, bajaron la cabeza los capitulares y acordaron lo que quería el corregidor. Y es que a pesar de las continuas atenciones que se le dedica a los reparos que la muralla necesita y de las penas que se aplican a los que contravienen la ordenanza con respecto a su mantenimiento, se tiene conocimiento de que «muchas personas sacan piedras de las que se han caído de las murallas de la ciudad desde los antigones hasta el muelle de la plaza por la parte del puerto de esta ciudad, y porque las dichas piedras son necesarias para el reparo de la dicha muralla y si se da lugar a que se las lleven cuando se haya de reparar la dicha muralla será necesario traer la piedra de lejos y con mucha costa», lo que así se pregona y se estipula la pena de quienes osen sacar piedra en esa zona en multa de seiscientos maravedíes (28). En el año 1597, ante la amenaza de un golpe de mano, la ciudad requiere al teniente de capitán general de la Artillería Juan Venegas Quijada, el cual presenta un plan sobre «Lo que se ha de hacer en la defensa de la ciudad de Cartagena viniendo armada gruesa sobre ella es lo siguiente: •• Primeramente se ha presupuesto necesario que la defensa de esta ciudad consiste en defender sus murallas, porque pensar salvarse la gente de ella en algunos reductos o retirada que se hicieren junto al castillo y aunque sea dentro de él es cosa muy fuera de razón, mayormente habiendo el enemigo entrado en la ciudad por las murallas no defendidas, y puesto caso lo cual no es de creer que la gente se sustentase y defendiese en el castillo, a lo menos no podría ser socorrida ni descercada ni por mar, por tener el enemigo ocupada con su armada por lo menos la boca del puerto, ni por tierra, por tener el enemigo ocupada la ciudad por donde era fuerza viniese el socorro de tierra. Para defender pues esta muralla, por lo menos de alguna escalada y aun de batería habiendo dentro gente competente, se recorrerá toda por la parte de fuera y dentro de ella, y por la de fuera, se apartará de ello toda aquella tierra que se ha desmoronado para que venga a quedar más alta, y aun siendo menester se hará junto la dicha muralla un fosete por lo menos de diez pies de ancho y una vara de hondo, que con haber quitado la tierra y hondura de dicho foso pequeño no habrá escala que alcance a lo alto de la muralla por grande que sea.


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