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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2015

TEMAS GENERALES En 1941 se retomó el proyecto, y el 20 de septiembre se firmó la orden que ponía en marcha el Plan Pilgrim, plan que contemplaba la invasión de las islas Canarias por parte de las Fuerzas Armadas británicas. Los británicos seguían con el temor de que España abandonara la neutralidad y se uniera al Eje. El objetivo prioritario seguía siendo la captura de la isla de Gran Canaria, en especial de la ciudad de Las Palmas y su puerto, conocido por Puerto de la Luz, y también del Aeródromo de Gando. La fuerza española tenía que estar disponible y preparada; la orden final de invasión podía llegar en cualquier momento. Por suerte el Plan Pilgrim no se puso en marcha, pero tampoco se llegó a cancelar y, al tener constancia de que existía la posibilidad de un posible ataque, se mantuvo el estado de movilización y alerta durante el resto de 1941 y 1942. Durante esta época, la defensa del Puerto de la Luz no era tan eficaz como se pudiera pensar, solo contaba con baterías de artillería de costa y sus efectivos era muy inferiores a lo que suponían los británicos; además, su estado era peor de lo imaginado. La creación de un mando y una base naval en Canarias debería haber contribuido a paliar la indefensión naval que sufría el archipiélago. La Comandancia Naval de Canarias contribuía a la defensa de las islas mediante el Servicio de Torpedos y Armas Submarinas de su Base Naval y también con la Infantería de Marina. El Servicio de Torpedos se encargaba de los torpedos fijos, rastras, paravanes, minas y obstrucciones antisubmarinas que debían impedir al enemigo acceder al puerto; aunque, en realidad, hasta 1946 no empezaría a funcionar medianamente bien (22); aún así, después tampoco estuvieron en condiciones de ser utilizados, no se disponía ni de personal necesario, ni del material adecuado. En cuanto a la Infantería de Marina, aunque se creó el Tercio de Infantería de Marina de Canarias en 1940, bajo el mando del comandante naval del archipiélago (23), no se organizó en aquel momento. De hecho, en 1941, contaba únicamente con una compañía y solo alcanzó su máxima fuerza en 1943 con cuatro más, cifra muy inferior a lo que pensaban los ingleses y también inferior a los tres batallones que forman un tercio. La escasez de personal no fue el único problema al que se enfrentó la Infantería de Marina, ya que tampoco existían el armamento y el alojamiento adecuados; la misma Base Naval estaba en construcción, mientras el viejo cañonero Lauria servía como cuartel-pontón flotante. No había suficientes buques para poder realizar satisfactoriamente las misiones que se encomendaban a la Comandancia Naval. Su comandante había solicitado cuatro destructores, pero sus peticio- (22) Archivo Naval de Canarias (ANC), 3.ª Sección de E. M., L. 11, C. 15. (23) Diario Oficial del Ministerio de Marina, n.º 251, 1940, pp. 1590-1591. 2015 205


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