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LA LEGION 519

Historia << Del periodo de tiempo que comprende el mando del coronel Sanz (julio de 1927 a julio de 1929) sin duda el hecho con mayor trascendencia legionaria y repercusión gráfica es el acto (5 de octubre de 1927) por el que SS.MM. los Reyes don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia entregaban en Riffien la Enseña Nacional a La Legión, y en el que se nombra al general Millán Astray coronel honorario del Tercio. Numerosas fotografías de la época nos muestran a los protagonistas de esta historia en papeles principales. Además, son años en los que se recogen los frutos del heroísmo legionario mostrado en los campos de batalla marroquíes, y se materializan los lazos de hermanamiento entre La Legión y la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Estos hechos, así como las reseñas a los numerosos viajes de Millán Astray fuera de nuestras fronteras, son las escasas referencias que podremos encontrar en la bibliografía legionaria referidas al periodo que nos ocupa. Es importante señalar que nuestro fundador ocupaba desde abril de 1928 el cargo de general jefe de la circunscripción de Ceuta-Tetuán, cargo que desempeñaría durante prácticamente dos años. Por ello el contacto con las fuerzas legionarias desplegadas en su zona de acción y con el mando del Tercio era permanente, y su relación con el mismo no se limitaba al aspecto institucional, sino también al táctico. La investigación realizada en el archivo Varela (1) sobre la correspondencia privada del bilaureado general D. José Enrique Varela Iglesias nos ha permitido descubrir nuevos acontecimientos sobre el periodo histórico descrito, que pasamos a relatar. Millán Astray y Sanz de Larín. Las claves de un incidente desconocido Mucho se ha escrito sobre los sucesivos relevos en el mando del Tercio durante la campaña de Marruecos, entre Millán Astray, Valenzuela, Franco y nuevamente el fundador, hasta que alcanzada la paz en el Protectorado el coronel Sanz de Larín toma el mando del mismo. Pero las escasas referencias publicadas sobre el relevo en el mando del Tercio entre el coronel Sanz de Larín y otro notable militar, el coronel Liniers, nos hacían pensar que éste era consecuencia del normal funcionamiento del sistema de ascensos y relevos de mando en nuestro ejército. Además, la prensa de la época se hacía escaso eco de dicha noticia, y las pocas reseñas localizadas no dejaban traslucir otros motivos. (2) Pero lo que en realidad desconocíamos es que el motivo del cese en el mando del Tercio del coronel Sanz de Larín fue un sonado incidente con el general Millán Astray. Acudiremos a fuentes de primera mano para conocer los hechos. En primer lugar, dos cartas localizadas en el archivo Varela en las que el coronel Manuel García Álvarez, jefe de la primera media brigada de cazadores de Tetuán, comentaba a su amigo, el bilaureado coronel, un incidente entre Millán Astray y Sanz de Larín, así como la propuesta a Varela de mandar La Legión. En la primera de ellas, encontramos lo siguiente: “Querido Varelita:…. De sobra estará V. enterado de que ha estallado el trueno entre el general Millán Astray y el coronel Sanz de Larín, trueno que si alguna sorpresa ha causado, es la de que la gente no se explica cómo no había estallado antes.” El coronel resume los hechos con la siguiente frase: “Uno y otro han ido almacenando quejas consecuencia de recíprocos celos en el mando de La Legión…” Y pasa a relatar los hechos: “… creyendo el general que ya no era posible tolerar más arrogancias ni permitir el estado de independencia en el que el jefe de El Tercio se había colocado, si es que la disciplina había de permanecer incólume, al regreso de este jefe de una marcha efectuada por las kabilas de Senhaya y Ketama, hubo de reprenderle en el momento que efectuaba su presentación, por no haberse despedido él personalmente para recibir sus instrucciones al emprender la marcha para mandar la columna”. Inicialmente nos podría parecer que los hechos son consecuencia de relaciones tirantes entre un mando subordinado, coronel del Tercio, y su superior, general jefe de la circunscripción de Ceuta-Tetuán. Pero lo que sigue del relato nos aclara las cosas: “Disculpose el coronel sin que sus excusas satisficiesen al general, y en plan de reconvenciones del superior, después de hacer varios cargos le preguntó si era cierto que en una ocasión y con motivo de haber ordenado él el arreglo de un talud del acuartelamiento de Riffien, mandó que se derribara lo hecho y dijo a los oficiales que en lo sucesivo no se diera cumplimiento a ninguna orden de él, pues las estrellas de coronel honorario servirían para presumir, pero no para mandar y que se alegraría que así se lo dijesen al general ya que a él no le es posible porque parecía que le huía después de que en alguna ocasión le había hecho meterse la lengua en …..” Dado que el coronel Sanz no negó en absoluto los hechos, Millán Astray impuso al coronel jefe del Tercio dos meses de arresto en un castillo, arresto que el general Gómez-Jordana dejó en suspenso hasta ver los resultados de la investigación ordenada, de la que fue secretario el coronel García Álvarez. De la posterior información instruida tras el incidente(3), a la que también se ha tenido acceso, se extraen asimismo informaciones interesantes, que corroboran y complementan lo ya relatado. Se exponen a continuación las más relevantes: El expediente incluye el parte elevado por Millán Astray, que expone la información ya conocida, impone dos meses de castillo a Sanz y pone los hechos en conocimiento del general jefe superior de las fuerzas militares de Marruecos para su aprobación. En tanto lo manda arrestado en su domicilio. Aparecen las declaraciones de significados oficiales legionarios, que corroboran el incidente. Entre otros, el laureado capitán D. José Martinez Anglada, el teniente coronel D. Luis Valcázar Crespo, el comandante D. Juan Ramírez Domingo (jefe de acuartelamiento de Riffien y “responsable” del dichoso talud), el capitán Arbat Gil, y el comandante D. Luis Moliner Martinez (4), ayudante de Millán en el momento de la investigación, pero que ostentaba el mando de la V Bandera en el momento de los hechos (¿Sería éste el responsable de que llegaran a Millán Astray los comentarios de Sanz de Larín sobre su persona?). La declaración de Sanz de Larín confirma haber dicho unas palabras delante de algunos oficiales por ser numerosísimas las invasiones que en el ejercicio de su autoridad venía efectuando en contra de su prestigio el general de la circunscripción, y resaltando que todo cuanto se ordenase en lo referente al régimen interior de La Legión, debía hacerse por su conducto y con su conocimiento. No recuerda haber dicho nada ofensivo para el general pero en un hecho que le honra afirmaba que “si las personas que lo declaraban eran dignas de crédito, entonces tendría que reconocer la verdad de haberlas pronunciado”. 55


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