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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 319

Abed Al Hafiz Hashlamoun/EFE Corán no lo justifica. («No hay coacción en religión…», 2:256). El Islam es tolerante con el resto de religiones, especialmente judaísmo y cristianismo con las que comparte un origen común: Abraham. Sí es cierto que ellos alegan que tanto cristianos como judíos han alterado de alguna manera el mensaje divino, por lo que Dios, después de la Torá y de la Biblia envió un definitivo texto sagrado, el Corán. Así, la Torá y los Evangelios se encuentran también entre las escrituras sagradas del Islam por ser reveladas a los hombres por el mismo Dios («... y di a los que recibieron la Escritura (Tora y Biblia) y a quien no: ¿Abrazáis el Islam? Si lo abrazan, están bien dirigidos; si vuelven la espalda, a ti solo te incumbe la transmisión... » 3:20). La relación entre estas tres religiones es muy estrecha aunque parezca lo contrario. Los cinco grandes profetas del Islam son Abraham, Noé, Moisés, Jesús de Nazaret y, finalmente, Mahoma, el último profeta. Comparten la misma ciudad santa, Jerusalén, y muchos ritos musulmanes tienen una sorprendente similitud con los judaicos; incluso el paraíso judío está compuesto por siete niveles al igual que el musulmán. La figura de Jesús de Nazaret es tan respetada que el Corán dedica muchas aleyas (versículos El Daesh tergiversa las fuentes del Islam para sembrar el terror con fines políticos en los que se dividen los capítulos o suras del Corán) a su persona como ejemplo a seguir («La palabra ya ha sido revelada a otros profetas, entre ellos Jesús», 42:13). Niegan su divinidad, pero dan como ciertos los milagros reconocidos en los Evangelios, e incluso afirman la virginidad de su madre (en 3:47 y 21:91). Entonces, ¿quiénes son los infieles? Para Daesh son todos aquellos que no comulguen con sus interpretaciones, incluyendo judíos y cristianos. Pero difícilmente se puede alegar que judíos y cristianos sean «infieles»; compartiendo las mismas raíces y el mismo Dios, según el Corán, tendrían asegurada su salvación ya que solo es necesario creer en Dios en el último día y obrar correctamente agresiones al Islam la Guerra Santa debe concluir («... si cesan, no hay más hostilidades que contra los impíos», 2:193). Las fuentes del Islam también indican que no todos los medios de hacer la guerra están permitidos. Las acciones deben de ser proporcionadas y dirigidas únicamente contra los combatientes, quedando especialmente amparadas mujeres y niños. Las decapitaciones difícilmente pueden ser justificadas («Combatid por Dios contra quienes combatan contra vosotros, pero no os excedáis. Dios no ama a los que se exceden», 2:190) («... Quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, sería como si hubiera matado a toda la humanidad...», 5:32). Atendiendo a estas exigencias, las campañas militares que Daesh está llevando a cabo en territorio iraquí y sirio, devastando regiones enteras, sometiendo a la población no suní a todo tipo de humillaciones, y el trato que proporcionan a sus prisioneros no pueden ser justificados como un medio de defensa de la fe. Sus acciones, difundidas por ellos mismos, no se acogen a ninguna regla, no existe proporcionalidad y, desde luego, como más adelante se demostrará, la violencia está siendo utilizada tan solo como un medio para ganar territorios, someter a la población local y ganar influencia en la región. LIBERTAD RELIGIOSA EN EL ISLAM El Daesh está llevando a cabo una política de terror pocas veces imaginada, y uno de sus principales objetivos son todos aquellos que profesan otros credos religiosos, e incluso musulmanes chiítas a los que consideran herejes. Las ejecuciones y crucifixiones que se realizan en las poblaciones controladas por Daesh buscan que todos aquellos que no abrazan sus interpretaciones huyan. Pretenden una pureza religiosa alegando que Dios así lo quiere. Pero el Julio-Agosto 2015 Revista Española de Defensa 53


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