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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

ALEJANDRO N. BERTOCCHI MORáN todo lo acaecido en el espacio de que vamos a ocuparnos, dado que el entonces comandante del apostadero de Montevideo (8) desarrolló una tarea más de Estado que propiamente militar en aquel espinoso trance, ya irremisiblemente encaminado el proceso de la insurgencia a la consolidación de la independencia. y ciertamente los brigadieres jacinto de Romarate y josé Primo de Rivera, el jefe de escuadra juan Ángel de Michelena, más otros jefes como los capitanes de navío Miguel de la Sierra y josé de Posadas, igualmente presiden con su figura esta dolorosa encrucijada histórica para España, en la que su secular vínculo con este rincón del Cono Sur empezaba a romperse. Don josé Primo de Rivera tuvo en su paso por el Río de la Plata una actuación señalada en los últimos días de Montevideo como plaza de soberanía española (1814), cuando la junta de Buenos Aires lograba aprestar una flota de combate considerable. Su proceder en esa tesitura histórica ha sido objeto de una controversia que ha socavado su prestigio personal. Pero, antes de centrarnos en este episodio, haremos mención de su carrera de más de sesenta años al servicio de España, iniciada cuando con apenas quince años ingresara en los cuadros de la Real Armada. Para ello recurriremos a la detallada biografía que sobre nuestro prócer publicara Francisco de Paula Pavía y Pavía en 1873. Semblanza de José Primo de Rivera Nació don josé Primo de Rivera en Algeciras el 28 de abril de 1777. Su padre, del que tomó el nombre, era capitán del Real Cuerpo de Artillería del Ejército, siendo su madre doña Antonia Ortiz de Pinedo y Anuncibay. Esta vecindad constante con el mar despertó en su alma, ansiosa de protagonizar acciones grandes, altas miras y el deseo de dominar sus indómitas aguas. Trasladado con sus padres, siendo muy joven, a las provincias de Venezuela, ingresó como cadete del Regimiento de Maracaibo el 18 de abril de 1789; pero, no habiendo desistido de su idea de servir en la Armada, se restituyó a la Península y sentó plaza de guardiamarina, en el Departamento de Cádiz, el 14 de mayo de 1792. Concluidos los estudios elementales, embarcó en el navío América, con el cual, y con el nombrado San Isidro, cruzó sobre los cabos San Vicente y Santa María y las islas Terceras en el curso de la guerra contra la República francesa, protegiendo las embarcaciones de comercio que desde América navegaban hacia los puertos españoles. Ascendido a alférez de fragata, transbordó en 1794 a la corbeta San Pío, con la que navegó por el Mediterráneo llevando correspondencia y efectos para las escuadras de los generales Lángara y Borja, que operaban en aquel paraje en el marco de la guerra contra la (8) Salazar ejerció este mando de junio de 1809 a noviembre de 1812. 102 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 124


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