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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

ALEJANDRO N. BERTOCCHI MORáN do su corazón, acendradamente español, por la alevosía cometida contra la independencia de su patria, tomó activa parte en la noble causa nacional, y por orden de su general salió el día 3 siguiente de Madrid para Valencia con don Antonio de Escaño, otro de los miembros del Almirantazgo. Después de haber contribuido a exaltar los ánimos de los valencianos en defensa del reino, regresa a la capital, en la que poco después entrarán los franceses. Tras lograr fugarse del Madrid ocupado, se dirige a la inmortal Zaragoza, ilustre baluarte de la independencia española, sometido a un severo bloqueo y atacado por las huestes imperiales, bajo las órdenes del general Lefebvre-Desnouttes. josé de Palafox y Melcy, valeroso caudillo de los aragoneses, acoge con agrado los servicios que le ofrece Primo, al que empleará con provecho en la resistencia al sitio. El 15 de junio del mismo año de 1808 nuestro protagonista concurre al combate de Las Heras, sirviendo la artillería que defendía el puesto del Portillo, desde donde, con su puntería y su valor, logró rechazar al enemigo. El 2 de julio siguiente mandó dos piezas de artillería situadas en la Huerta de Santa Engracia, durante el ataque a ese punto emprendido por los franceses, que fueron rechazados. Seguidamente se le entregó el mando de las baterías de Santa Engracia, Portillo, Puente de Piedra y la vigía de Torre Nueva, donde sirvió un mes y que era blanco principal de las bombas y granadas de los enemigos. Gracias a su celo, vigilancia y repetidos avisos, Primo consigue que la plaza no sea sorprendida en ninguna ocasión. Cuando la resistencia de la plaza se tambaleaba a causa de la escasez de pólvora, comestibles y tropas derivada de la prolongación del sitio, fue comisionado por el general Palafox para que, en bote por el Ebro, procurase introducir en la plaza los perentorios socorros. Al efecto salió el 24 de julio, con grandes esfuerzos y un extremado celo, dispuesto a unirse a las tropas del marqués de Lazán, que escoltaban un convoy de víveres y pertrechos para Zaragoza. El 5 de agosto, Lazán consigue llegar con sus huestes a dos leguas de la ciudad, desde donde comisiona a Primo para que se adelante y entre por sí solo en la plaza, a fin de elevar el ánimo de los defensores con el anuncio de la proximidad del auxilio. Nuestro protagonista, con gran destreza y arrojo, atravesó la línea enemiga sobre el río Gállego, que logra vadear pese a la persecución a que le someten las partidas enemigas de caballería. Una vez socorrida la plaza y robustecido el ánimo de sus valientes defensores, la resistencia contra los franceses prosiguió. Reñidos combates se sostienen casi a diario, hasta que el 14 de agosto los franceses levantan el sitio y se retiran hacia Tudela (10). Los zaragozanos, tan valerosos como devotos cristianos, al cerciorarse de la retirada francesa prorrumpieron en voces de alegría y loores al Todopoderoso, y rindieron gracias a la Virgen del Pilar. Concluido, pues, de esta gloriosa guisa el primer sitio de Zaragoza, Primo de Rivera fue comisionado para pasar a Madrid y luego a Sevilla, donde residía (10) Las tropas napoleónicas, a costa de derramar mucha sangre, habían conseguido penetrar hasta las calles que desembocan en el Coso y dominaban extramuros el barrio del Arrabal. 104 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 124


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