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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

MARIO RUIZ MORALES de luna como los asociados a los satélites de júpiter, que había descubierto Galileo Galilei (1564-1642) (5). Tan convencidos estaban de ello juan y Ulloa que los únicos fenómenos que observaron fueron los señalados, a tenor del contenido de los capítulos antes citados. Antes de referirse a las observaciones propiamente dichas, en la introducción del primer capítulo justificaba jorge juan que la diferencia de longitudes era idéntica a la de las horas locales (6). Siendo loable su afán didáctico, no dejaba de pedir disculpas a posibles lectores suspicaces cuando afirmaba: «Todo lo cual es bien sabido de los inteligentes, y esta corta explicación solo sirve para los que no estuviesen tan versados en el asunto». Continúa después diciendo que la operación consta de dos partes: la toma de hora y la observación telescópica del instante astronómico elegido, señalando la necesidad de contar al efecto con dos operadores, uno «que cuente los segundos, que van pasando con el péndulo», y otro «que observe con el Telescopio». Mención aparte merece su advertencia del cuidado con que han de anotarse las lecturas, «pues un solo minuto de diferencia de tiempo, produce un yerro de cinco leguas en Longitud». jorge juan advierte poco después de que explicará pormenorizadamente una sola de las observaciones, a título de ejemplo y para evitar ser tan repetitivo. Estas fueron sus palabras: «Pero pareciéndome, que servirá más de confusión, que de utilidad el repetir lo mismo varias veces, creo será mejor, explicar por extenso una de las observaciones, que hicimos, con todas las atenciones, precauciones, y reparos, que tuvimos en ella; pues siendo para las demás los mismos, se deberán suponer guardados en todas las otras: y así en ellas solo pondré su resulta, que es lo más importante». La primera observación del relato se llevó a cabo en Lima el 6 de marzo de 1741, siendo los operadores jorge juan y Antonio de Ulloa. El instrumento astronómico que emplearon fue su cuarto de círculo, con el que midieron las alturas sobre el horizonte de los dos bordes (superior e inferior) del disco solar. En este primer capítulo se incluyó una tabla similar a la adjunta, en la que se indicaron las alturas y las horas (matutinas y vespertinas) en que fueron observados. La verdadera pretensión de ambos operadores no era otra que la obtención de la hora de la culminación superior del sol, por medio de sus alturas correspondientes (7). Sin embargo, jorge juan puntualizó de inmediato que el fenómeno astronómico no era rigurosamente simétrico, a causa de la (5) El mismo Galileo había defendido la posibilidad de observar las ocultaciones de los satélites de júpiter (estrellas mediceas) como el medio ideal para calcular la diferencia de la longitud geográfica entre dos lugares dados. Incluso ideó el celatone, un instrumento con el que realizar las observaciones pertinentes. (6) Hay que tener presente que la hora astronómica se mide a partir del meridiano del lugar (el círculo horario del cenit), de modo que la diferencia de tales horas coincidirá con la medida del diedro formado por los dos meridianos involucrados, es decir, con la diferencia de longitudes geográficas. (7) La explicación que dio jorge juan del fenómeno fue sumamente didáctica: «Es bien sabido, que desde que sale el Sol de una cierta altura por la mañana hasta que llega al Meridia 12 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 124


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