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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

EL CRUCERO CANARIAS y LA TENTATIVA DE SALVAMENTO DE LOS NáUFRAgOS... contemplaba desolado cómo su querido Bismarck daba la vuelta poco a poco y, poniendo la quilla al aire, descendía a las profundidades del océano inclinado levemente hacia popa. Mientras tanto, Trenkmann y el puñado de hombres que le rodeaban, emocionados ante la escena, embadurnados de petróleo y debatiéndose en el agua, lo despedían brazo en alto cantando con voz agarrotada el Deutschland über Alles, su himno nacional (1). Pocas horas antes, en la madrugada del 27 de mayo, cuando las estaciones radio del III Reich tuvieron conocimiento de la situación extrema en que se hallaba el Bismarck —a través de mensajes británicos y noticias de prensa de la agencia Reuters—, las autoridades navales alemanas comenzaron a evaluar las medidas que se podían adoptar para rescatar a los supervivientes del acorazado, una vez finalizada la acción. Como resultado de las gestiones realizadas por el vicealmirante Otto Schniewind, jefe de Estado Mayor del Seekriegsleitung (Alto Mando de la Kriegsmarine, con sede en Berlín), con la Armada española a través del capitán de navío Kurt Meyer-Döhner, agregado naval a la embajada de Alemania en Madrid, el almirante Salvador Moreno Fernández, ministro de Marina, envió a Ferrol, previa autorización de Franco y con conocimiento de la Royal Navy (2), el siguiente radiograma: «Ferrol, día 27 de mayo 1941. RADIOGRAMA De MADRID, Para EL FERROL DEL CAUDILLO. Texto: Del MINISTRO DEMARINA al COMANDANTE GENERAL DE LA ESCUADRA. N.º Origen 13151. Sírvase V.E. disponer salida urgentísima de un crucero y de ser posible dos destructores, misión prestar auxilio náufragos buques de guerra alemanes entre ellos BISMARCK batido, situación aproximada 48 º Latitud Norte, 15º Longitud Oeste. Interesa servicio Almirantazgo alemán y se desea desempeñarlo con la urgencia necesaria. Ampliaré información así como medidas que se adopten. (1) Testimonio del propio Trenkmann al autor de este artículo en un acto de confraternización entre miembros de las Marinas alemana, británica y española, celebrado en Cartagena el 19 de junio de 1999, del que hablaremos más tarde. El mecánico fue recogido por el crucero inglés Dorsetshire con el último grupo de náufragos rescatado antes de que el avistamiento del periscopio de un submarino desatase una alarma que obligó a las unidades británicas a interrumpir el salvamento y abandonar la zona a gran velocidad, efectuando un fuerte zigzag (DELGADO BAñóN). Los hombres rescatados con vida por los ingleses que habían participado en la caza del acorazado fueron 110, ochenta y cinco en el citado crucero y veinticinco en el destructor Maori; por su parte, el buque meteorológico alemán Sachsenwald recogió dos hombres, y el submarino U 74, otros tres, lo que da un total de 115 supervivientes de una dotación de 2.206 personas. (2) BRENNECKE, p. 430. Los británicos impusieron como condición el cumplimiento de la Segunda Convención de Ginebra (1929), en el sentido de que los supervivientes recogidos por las unidades españolas quedasen internados en España hasta el fin de la guerra. Hitler aceptó con reservas la colaboración española, porque daba a entender la impotencia alemana para apoyar a sus propias unidades navales en peligro (BRENNECKE, p. 432). Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 59


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