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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

FRANCISCO FONT BETANZOS permanecer en observación en Cádiz antes de ser admitidos a libre plática. Los avisos a los navegantes suministrados por pilotos que retornaban de los puertos americanos constituían una información muy valiosa. Como ejemplo de ello transcribimos textualmente el insertado el 20 de febrero de 1843, en el que josé de Huertas, piloto particular, notifica a Benito Massa, teniente de navío de la Armada y primer catedrático del Colegio de San Telmo de Málaga, lo siguiente: «Dirección Hidrográfica. Como piloto particular debo manifestar a Vd. que hallándome residente en La Habana en el año de 1839 leí en uno de aquellos diarios o periódicos lo que sigue: habiendo salido de Nueva york una fragata americana, cuyo nombre no recuerdo, el día 31 del citado año a las diez horas de su noche, embistió en un bajo, el que reconocido y sondado inmediatamente por su capitán y por su piloto, y conocieron ser una piedra casi a la superficie del agua, de poca circunferencia y con mucho fondo a su alrededor; lo sitúan por la latitud llegada de estima a aquella hora, deducida de la observada al mediodía, y es la de 38º N., su longitud es la de estima a aquella hora, deducida del punto de su salida dos días antes de este suceso, y es la de 63º 33’ 00” O del meridiano de Cádiz. Todo lo que tengo la satisfacción de comunicar a Vd. con el mejor fin y para lo que convenga, advirtiéndole que es cuanto puedo decir sobre este particular. josé de Huertas. Hemos situado este bajo en nuestras cartas con la nota de situación incierta hasta adquirir datos más positivos. Damos las gracias a los Sres. Massa y Huertas por su laudable celo a favor de los navegantes. Madrid a 8 de febrero de 1843». Otra de las novedades acogidas con gran interés por los lectores de la publicación fue la inclusión de noticias referentes a la invención o perfeccionamiento de aparatos o artilugios relacionados con la navegación; así, tenemos que en el Parte Oficial de la Vigía de 23 de febrero de 1843 se describe un ancla flotante que puede servir de amarra a los buques en peligro de naufragio, ingenio por el que se habían interesado la Sociedad Francesa de Náufragos y otras empresas dedicadas al salvamento de buques. ya mencionábamos al inicio de este trabajo cómo una de las secciones más demandadas en los Parte era la referida a los siniestros o averías que se producían en buques españoles. En este sentido, en el ejemplar de 25 de noviembre de 1844 encontramos una relación de las averías sufridas por unos buques españoles de guerra que se encontraban atracados en La Habana, a causa de un gran temporal que sacudió a la isla el 5 de octubre del citado año. Los buques afectados fueron: las fragatas Isabel II (capitán de navío juan Montaño) y Cortés (brigadier joaquín Santaolalla), los vapores Congreso (juan Pérez Lasso de la Vega) y Bazán (capitán de fragata Félix Angosto), el bergantín Laborde (alférez de navío Francisco javier Morán), las goletas Infanta (Francisco j. Chacón), Transporte (josé julián Gómez) y Ligera (juan Paredes), el pontón Marte y el bergantín Trueno. Aunque las averías producidas en los buques citados fueron de consideración, solo hubo que lamentar heridos leves. 92 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 124


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