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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2016

TEMAS PROFESIONALES denses tomaron al terminar las operaciones de combate, facilitaron el estallido de una feroz campaña de violencia sectaria que todavía persiste a pesar del esfuerzo de la comunidad internacional para estabilizar el territorio, traspasar las responsabilidades a los gobiernos locales, la retirada definitiva de Irak y el repliegue programado de Afganistán. El estallido de la insurgencia no solamente puso de manifiesto las limitaciones de la RMA y las carencias del nuevo estilo americano de combatir en escenarios de baja y media intensidad, las debilidades de unas FF. AA. enfocadas a la guerra convencional contra ejércitos regulares, los problemas vinculados con un proceso de transformación demasiado tecnocéntrico y proyectado para ampliar la brecha militar del país frente a potenciales competidores como China; sino también el influjo de su cultura estratégica sobre su estilo de hacer la guerra. Además, las labores de ocupación también revelaron los problemas que entraña la pacificación de territorios hostiles, los costes humanos, materiales y políticos que conllevan los cambios de régimen por la fuerza o las nuevas necesidades operativas y logísticas derivadas de la presencia militar en estos territorios. Este conjunto de elementos no solo motivaron la desaparición de la RMA de la agenda estadounidense y zanjaron el debate sobre la existencia de esta revolución; sino que también provocaron un cambio de rumbo en el proceso de transformación. Esta nueva orientación de la transformación militar del país hacia los conflictos de baja intensidad y la resolución de los problemas operativos presentes en detrimento de prepararse para el futuro se formalizó en la QDR 2006 y se materializó tras el nombramiento de Robert Gates como titular de Defensa. Determinado a solucionar las dificultades que estaban sufriendo las fuerzas del país en Afganistán e Irak, el nuevo inquilino del Pentágono se propuso construir un nuevo estilo militar adecuado para la Guerra contra el Terror. Para lograr este objetivo, Gates realizó importantes cambios en el pensamiento estratégico (orientándolo hacia las cuestiones presentes en detrimento de la prospectiva futura), en el planeamiento de la defensa (priorizando el desarrollo de capacidades aptas para las operaciones en curso), en la programación militar (redefiniendo o posponiendo los grandes proyectos de armamento futuros con el fin de liberar fondos para adquirir por procedimiento de urgencia los equipos necesarios para las misiones en curso) y en la estructura de fuerzas (reconvirtiendo grupos de artillería en unidades de infantería, incrementando el número de fuerzas de operaciones especiales y unidades CIMIC, replanteando los ciclos de despliegue o regulando la presencia de contratistas militares privados). No obstante, este modelo de transformación relacionado con la construcción de Estados, las small wars y la contrainsurgencia, extensivo en hombres, tiempo y recursos y que requería largos despliegues masivos de fuerzas terrestres, no era únicamente ajeno a la cultura estratégica del país y constituía un intento para cambiar el estilo militar americano vinculado con la RMA, sino 100 Julio


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