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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2016

TEMAS GENERALES que «los Contramaestres y Guardianes usarán de pito para las indicaciones de faenas según práctica marinera, y para llamar la atención, y repetir á la voz la orden de la maniobra que el Comandante ú Oficial de guardia hubiesen mandado ejecutar» (29). Estructuralmente, el chifle vigente en la Armada puede ser dividido en las siguientes piezas o partes: tambor o bola, quilla, caña, boca y boquilla o boquel. Salvo que se trate de un pito marinero destinado a servir de ornato o con fines de mera decoración, el chifle suele venir de fábrica afinado y preparado para el uso. Para comprobar su afinado, el contramaestre coloca el chifle perpendicular y sopla por la boquilla, primero manteniéndola a unos siete centímetros de los labios. Si está bien entonado, al recibir el soplo de aire, debe emitir un pitido limpio y claro (30). De no estarlo, el contramaestre puede actuar sobre el chifle, esto es, puede realizar una serie de intervenciones personales que van desde desoldar la caña y recolocarla en una posición más conveniente hasta la mucho más común de rellenar la bola con unas gotas de cera. En opinión de sus intérpretes, un poco de cera virgen previamente calentada y a continuación vertida al interior de la bola con un par de movimientos semicirculares permite crear un sonido sin oscilaciones, es decir, sin esas fluctuaciones llamadas chillidos y renquidos cuando se sopla con mucha o con poca fuerza (31). El pito marinero produce básicamente dos tipos de sonido: uno agudo y chillón y otro más grave y suave. Que se produzca uno u otro depende de la posición de la mano que lo empuña, siendo grave cuando el intérprete deja su mano abierta y agudo o más penetrante cuando la cierra. Pitar en posición de mano abierta implica soplar con poca fuerza, requiriéndose un soplido más fuerte cuando mantienen la mano cerrada. Se pueden emplear posiciones intermedias entre las dos indicadas, es decir, entre el totalmente agudo y el grave. Estos sonidos intermedios son difíciles de ejecutar y podrían ser difíciles también de comprender, por lo que no suelen emplearse en situaciones donde el viento o el temporal los pueda hacer equívocos. (29) Ordenanzas Navales de 1793. Tratado tercero, título séptimo, artículo 22. (30) Aclaraciones tomadas en una entrevista con el contramaestre de puente de mando Alberto Navas, quien añade características de otros pitos marineros, como el mexicano o el británico, y la menor necesidad de soplar con fuerza en el primero, que se confecciona in situ, soldado artesanalmente por plateros del lugar. (31) El método habitual de instrucción en el manejo del chifle es la práctica dirigida por una persona conocedora de sus toques sonoros, normalmente un cabo de maniobra experimentado o un suboficial contramaestre, de manera que el educando, por la atenta escucha y la repetición, llega a dominar la técnica. 2016 23


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