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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 900

Ametralladora Vickers abrieron una gran brecha en la defensiva aliada y provocaron un verdadero desastre4; pero si no fue todo lo decisivo que cabría esperar se debió a la imposibilidad de explotar el éxito, no solo por el fuego y las alambradas, sino también por la imposibilidad de dotar de máscaras a los caballos. Esta nueva arma presentó también muchas dificultades a la infantería propia, debido a su voluble dependencia de la dirección del viento. Por último, el carro de combate: sistema de armas acorazado y motorizado que permitió a la infantería superar la defensiva y le devolvió su capacidad de maniobra. En la batalla del Somme, en 1916, fue utilizado como escudo y arma de apoyo para los primeros escalones de fusileros en su avance pero con muchas dificultades y limitaciones debido a su peso, tamaño y, sobre todo, su baja velocidad obligada por tener que acomodarla a la de los fusileros. En la batalla de Cambrai, en 1917, se produjo el cambio radical en su empleo, pues se abandonó la idea de usarlo como escudo y arma de apoyo para cambiarla por la de su utilización en masa e integrado en la maniobra de los primeros escalones de los fusileros. Aun con las 78  REVISTA EJÉRCITO • N. 900 ABRIL • 2016 dificultades ya señaladas, el carro de combate mostró un gran valor táctico y una enorme capacidad ofensiva como elemento de maniobra5, hasta el extremo de que el general Ludendorff, jefe del Estado Mayor alemán, sorprendido por su ataque, los denominó «pánico de Cambrai» y confesó que si hubieran empleado 5.000 en vez de 500 la derrota alemana habría sido total. Lo cierto es que el carro de combate fue una nueva revolución militar, similar a la de la pólvora y las armas de fuego, que no tardó en llegar a las academias y escuelas militares del mundo y abrió un debate sobre su empleo como arma de apoyo o como elemento de maniobra, lo que sembró el dilema de crear un arma acorazada que, con el tiempo, acometieron las grandes potencias con muy amplias y ambiciosas maniobras ofensivas y efectivos muy importantes (ya que en caso contrario no tendría sentido), o asignar los carros de combate medios y pesados a la infantería para devolverle la capacidad de maniobra y facilitar el cumplimiento de sus misiones tácticas generales (conquistar, ocupar, conservar y mantener), y los carros de combate ligeros y medios a la caballería para el cumplimiento de las suyas


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