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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 900

DOCUMENTO Armas y Servicios en la Primera Guerra Mundial REVISTA EJÉRCITO • N. 900 ABRIL • 2016  87  alemán con algunas divisiones del Arma bien instruidas, le hubiera sido fácil introducir una cuña entre los ejércitos inglés y francés para ponerles en un gran apuro. Cuando los alemanes se retiraban en desorden surgió un nuevo momento propicio para el empleo de tropas montadas; el mismo día del armisticio, dos divisiones de caballería se hallaban en marcha al este de Schelt y, antes de recibir la orden de detenerse, habían alcanzado una línea situada 10 millas a vanguardia de su infantería. De haber continuado, la retirada enemiga se hubiera convertido en una completa derrota. Pero no todo el conflicto de desarrolló en el frente occidental. Al otro lado de Alemania los ejércitos disponían de amplios espacios y la lucha adquirió una modalidad diferente. En Polonia, principalmente en el avance en Curlandia, al norte del Niemen, la campaña fue iniciada y en parte desarrollada por masas de caballería. La invasión de Rusia se efectuó con contingentes de caballería no inferiores a siete divisiones. En octubre de 1915, no menos de once divisiones alemanas y dos húngaras, todas de caballería, tomaron parte en la batalla del norte de Rusia, que no hubiese sido posible sin contar con la gran movilidad que se impuso a las tropas. En Rumanía, en la campaña emprendida por von Mackensen, después de rechazar el ataque de rumanos y rusos, en escasos días su caballería llegó al mar Negro. Una vez llegado a este frente, con la guerra de posiciones, la caballería fue desmontada. Rusia, al principio de la guerra, empleó su masa de caballería en la invasión de Prusia del Norte y, posteriormente, la emplearon para sostener la unidad de su extenso frente, trasladándose allí donde su presencia era más necesaria. Los rusos se preocuparon de reorganizar sus unidades a base de dotarlas de armamento, para que los jinetes no quedasen limitados a batirse como tales, sino que pudiesen combatir a pie. En el frente italo-austríaco lo accidentado del terreno dificultaba el empleo del Arma, pero no por ello dejó de intervenir siempre que se presentaba la ocasión. La Caballería italiana fue desmontada transitoriamente casi en su totalidad; en 1916, de los 30 regimientos 29 fueron desmantelados, pero a finales de ese año se volvieron a reorganizar montados. Anteriormente, la 2ª división fue puesta a caballo y se le encomendó la vigilancia, protección y defensa de la llanura de Vicenza. El general Allenby, en su campaña contra los turcos, empleó su caballería en todas las formas de ofensiva y con efectivos que variaron desde la sección hasta el cuerpo de ejército. Cuando tomó el mando se encontró frente a Gaza contra una posición atrincherada de unas 30 millas de longitud con el flanco izquierdo apoyado en Beersheba. Organizó la infantería en dos cuerpos de ejército y la caballería en uno; dispuso contener la derecha turca con uno de los primeros mientras él, personalmente, realizaba con sus jinetes un ataque por sorpresa contra el flanco izquierdo y su retaguardia, asistido por el otro cuerpo de ejército. En esta ocasión, las fuerzas de caballería realizaron una marcha nocturna de 30 millas y se hicieron con Beersheba. Después de perseguir al enemigo, capturó Jerusalén. En septiembre de 1918 empleó la caballería a gran escala después de abrir una brecha en el frente enemigo por la que pasaron tres divisiones del Arma con toda la artillería disponible, que en 36 horas se fue fraccionando en destacamentos de menor entidad y ocupando puntos estratégicos a una distancia de 55 a 100 millas. La retirada turca degeneró en una completa derrota y los ingleses capturaron 75.000 prisioneros, de ellos 56.000 gracias a la caballería. En total se dieron 19 cargas por unidades desde brigada a sección, la mayoría de escuadrón. Durante estas y otras operaciones las grandes unidades de caballería, apoyadas normalmente por la artillería a caballo y, frecuentemente, por tropas ligeras, ciclistas de infantería o transportadas en automóviles, ejecutaron todas las misiones que establecían sus reglamentos, combatiendo a caballo y pie a tierra o combinando ambas acciones, maniobrando en busca de los flancos adversarios para cargar. Tuvieron que pasar de una actitud ofensiva a otra defensiva en escasos días (incluso horas), adoptar diferentes articulaciones y formaciones sobre la marcha. La movilidad y la velocidad fueron la base de sus misiones, pero después de este esfuerzo continuado los escuadrones de ambos bandos tenían necesariamente que presentar, por una parte, muchas bajas no repuestas y, por otra, gran fatiga y quebranto en los caballos más que en los


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