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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 327

internacional Riad y Teherán pugnan por el control regional actuando en los estados más débiles y en conflicto Un año después de terminar esa guerra murió el ayatolá Jomeini, cuyo sustituto como líder máximo es Ali Jamenei. Al gobierno del reformista Mohamed Jatami (1997-2005) sucedió el del integrista Mohamed Ahmadineyad, entre 2005 y 2013, bajo cuyo mandato se acentuaron los problemas tanto en el plano interno, con la grave crisis económica, como en el internacional, debido al desarrollo del programa nuclear iraní, lo cual provocó duras sanciones económicas y la disminución de las exportaciones energéticas. En esta batalla diplomática, Irán contó con el valioso apoyo de China y Rusia, aliados tradicionales que se opusieron a cualquier tipo de intervención militar en la zona con el aval de la ONU. En agosto de 2013 asumió la presidencia iraní el moderado Rohani, quien con el apoyo del líder supremo Jamenei inició una serie de reformas en el campo económico bien acogidas por la población y reinició el diálogo con Estados Unidos, tras declarar abiertamente que Irán renunciaba al armamento nuclear y solo deseaba desarrollar la energía atómica para usos pacíficos. EQUILIBRIOS REGIONALES Después de la reanudación de las relaciones diplomáticas con Occidente, Irán (cuya población es chiita) vuelve a ser un actor clave para la estabilidad de Oriente Próximo, y adquiere más relieve la rivalidad con su principal adversario geopolítico en la región: la monarquía saudita, guardián de las ciudades sagradas de La Meca y Medina y depositaria de la ortodoxia Un hombre muestra su documento de identidad mientras espera para votar en las elecciones. sunita del Islam. Una rivalidad que se asocia al antagonismo religioso, pero que en realidad esconde la hostilidad por el dominio del Golfo Pérsico y la influencia en todo el mundo musulmán. Al ascenso de Irán en el escenario regional se opone Arabia Saudita con la bajada de los precios del petróleo para dañar a la economía iraní, y poniendo trabas a cualquier ascenso del chiismo en poblaciones de mayoría sunita. El gobierno saudí ha promovido también un frente común, denominado Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, que integran, además de Arabia Saudita, las monarquías suníes de Bahréin, Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Omán. Durante todo el enfrentamiento de Irán con las potencias occidentales, Rusia ha sido un valedor importante de Irán y un valioso apoyo en el plano militar. Una cooperación que Moscú quiere fortalecer y ampliar tras el fin de las sanciones internacionales. Recientemente los iraníes han ultimado la compra de aviones de combate rusos Su-30 SM, de cuarta generación. Una entrega que forma parte de una operación por más de 7000 millones de euros en la que se incluyen helicópteros de la serie Mi-8 y Mi-17, sistemas de misiles Bastion, fragatas y buques de superficie, submarinos y otros equipos militares. También han empezado a llegar a Irán los primeros equipos de misiles S-300, un sistema análogo a los Patriot estadounidenses. Teherán tuvo que esperar nueve años para poder obtener este moderno sistema de defensa antiaéreo ruso, debido a las sanciones de la ONU. Al margen de ideologías o proximidad a Moscú o Washington de uno y otro, la actual hostilidad existente entre Arabia Saudita e Irán es mucho más geopolítica que religiosa. El país saudí es la primera potencia petrolera global, con una población de 27,7 millones, de los cuales el 80 por 100 son sunitas y un 20 por 100 chiitas. Los analistas plantean que la crisis generada entre Arabia Saudita e Irán no tiene sus raíces en conflictos religiosos, sino en los intereses económicos que las potencias occidentales mantienen en la región. Se trataría, según algunos expertos, de una lucha global por la apropiación de los grandes espacios económicos. La invasión de Irak y la Primavera Árabe sembraron el terreno para la competencia entre estos dos países por el control de la región, y permitieron ahondar en su rivalidad económica. Los saudís apuestan por un petróleo más barato para debilitar a un Irán altamente dependiente del crudo, aunque el descenso de los precios viene también condicionado por la reducción de la demanda global y un exceso de oferta impulsada, sobre todo, por Estados Unidos, cuyas reservas han alcanzado su nivel Abedin Taherkenareh/EFE más alto en los últimos 40 años y cuentan con una elevada producción propia. Más allá de la disputa por el liderazgo religioso del mundo islámico, Riad ha perdido a dos privilegiados aliados sunitas: Sadam Hussein, que gobernaba a la mayoría chiita de Irak (unos 25 millones) y Hosni Mubarak en Egipto, derrocado por la frustrante Primavera Árabe. Irán, entretanto, ha extendido su 52 Revista Española de Defensa Abril 2016


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