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REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2016

TEMAS GENERALES Una nueva vida naval como patrullero de guerra En 1905, el Gobierno cubano decidió fortalecer cuantitativamente sus fuerzas guardacostas, que en aquel momento estaban constituidas por pequeños barcos de vapor. Para ello se dictaron las órdenes conducentes para la adquisición de varios buques de mediano tonelaje, entre los que se eligió al Humberto Rodríguez. El Decreto número 269, fechado el 14 de julio de aquel año, autorizaba formalmente su compra por un importe de 180.000 pesos, habilitándose además un crédito especial de 8.000 más para su transformación en buque de guerra y para dotar al barco de su fondo económico. Tras las obras, recibiría en 1906 el nuevo nombre de Yara, convirtiéndose en el cabeza de flotilla de aquella fuerza costera. Tras la visita de inspección del mayor general Juan Rius Rivera, secretario del Gobierno cubano, el Negociado de Guardacostas sería integrado, en virtud del Decreto Presidencial de 2 de julio de 1909, en la Marina Nacional. Esto daría un gran impulso tanto a la modernización como a la renovación de sus unidades, por lo que el Yara pronto quedaría desfasado respecto al resto de la flotilla. A pesar de que estuvo en servicio durante las dos guerras mundiales, no tuvo participación en acción de guerra naval alguna. Sin embargo, sí realizó varias misiones de salvamento marítimo, como la búsqueda en 1909 de la tripulación del María Herrera, buque que naufragó el 8 de noviembre de aquel año tras ser sorprendido por un huracán. A pesar de los esfuerzos, y como habían pasado diez días desde el desastre cuando el Yara llegó a la zona de su hundimiento, regresaría a Santiago de Cuba el 30 de noviembre sin haber podido recuperar ningún cadáver. También en 1919 asistiría, con motivo de la petición que los consignatarios de la compañía Pinillos hicieron a la Marina Nacional al no tener desde hacía días noticias del buque, al trasatlántico español Valbanera, que habiendo zarpado el 5 de septiembre de Santiago de Cuba con rumbo a La Habana fue sorprendido por un huracán. A pesar de los esfuerzos por localizar vestigios del buque o su tripulación, se lo tragó el mar con los 488 pasajeros que llevaba a bordo. En el informe fechado el día 18 siguiente que dio su comandante, el capitán de corbeta Díaz de Gallego, al regreso a su base en Isabela de Sagua, expuso lo siguiente: «Sin noticias del Valbanera, al amanecer recorrí todo el cantil del banco de sur a norte llamando sin cesar al buque y prestando atención a los despojos de la mar, que sin cesar arroja siempre hacia la playa, pero nada indicaba la existencia de algún desastre.» 794 Junio


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