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MEMORIAL DE INGENIEROS N.º 96 36INFORMACIÓN GENERAL Y VARIOS la batalla de Almenara (Lérida) en la que las tropas del aspirante austriaco derrotaban a las de Felipe V. En la batalla caía herido Verboom, siendo conducido como prisionero a Barcelona, donde permanece hasta 1712, en que sería canjeado. Durante su cautiverio, remitiría a Felipe V su proyecto de constitución del Cuerpo de Ingenieros, que fue aprobado por el rey el 17 de abril de 1711. Antes de la citada organización, los Ingenieros Militares no formaban corporación, siendo nombrados directamente por el rey, el cual les otorgaba el título de Ingeniero. Posteriormente, recibía cada uno de forma individualizada, desde una asignación dineraria según sus méritos, hasta el señalamiento de los trabajos de fortificación o de otro género que debían ejecutar, o bien el ejército en el que habrían de integrarse (como tales Ingenieros) para una Campaña o expedición determinada. La formación de los ingenieros durante los siglos xvi al xviii inclusive, fue variada. En algún caso, basada en el autodidactismo, como ocurre con Sebastián Fernández de Medrano, el director de la Academia de Matemáticas de los Países Bajos en Bruselas. Este notable ingeniero, en su tratado «El Arquitecto perfecto en el Arte Militar», reconocía que, aprovechaba los ratos libres de servicio para estudiar las matemáticas y la fortificación, ya que «no había aprendido esta facultad en ninguna Universidad ni de maestro alguno, sino en los cuerpos de guardia y en la marchas, llevando como pobre reformado la pica al hombro y los libros e instrumentos en una valija». En otros casos, la formación se conseguía entrando como ayudante de otro ingeniero ya consagrado, como ocurriría con Cristóbal de Rojas, quien sirvió como tal ayudante con el Ingeniero de origen italiano Tiburcio Espanochi, autor entre otras numerosas fortificaciones, de la ciudadela de Jaca. Finalmente, a finales del siglo xvi, se crearían unos centros de enseñanza para la instrucción de los futuros ingenieros, el primero de los cuales fue la «Academia de Matemáticas y Arquitectura Militar de Madrid», que fundó Felipe II, en el último tercio del siglo xvi (1582), a instancias del Arquitecto Juan de Herrera y del citado ingeniero Tiburcio Espanochi, al que seguirían otros centros, siendo el de mayor importancia, la ya señalada Academia de Matemáticas de los Países Bajos en Bruselas, donde se formó el futuro creador del Cuerpo de Ingenieros, D. Jorge Próspero de Verboom. En todo caso, la firma por el propio rey del título de ingeniero, después de años como ingeniero extraordinario (fuera del orden, o sea, aún no confirmado como ingeniero ordinario) aseguraba que el beneficiario de tal título, poseía una sólida formación táctica y científica. Con la creación del Cuerpo de Ingenieros en 1711, y a partir de 1720 con la de la «Academia de Matemáticas de Barcelona », llevada a cabo por el ingeniero general Verboom, se aseguraba aún más la excelencia de la formación, así como la uniformidad de la misma. En el centro, y a lo largo de cuatro cursos, los alumnos recibían la enseñanza de asignaturas como: Aritmética, Geometría, Trigonometría, Topografía, la Esfera Ce


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