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REVISTA GENERAL DE MARINA 270-4 SUP CERVANTES

harassii, omnipresente en todos nuestros mares litorales; pero su abundancia no es ni sombra de la de la especie tropical Eunice viridis. Acompañamos un gráfico que explica muy bien el ciclo biológico del palolo sobre el que solamente insistiremos aquí en la parte en la que el gusano se diferencia en dos porciones, siendo la posterior un rosario de gametos (la epitoca) que subirá a la superficie nadando, masivamente, merced a poseer podios especializados en la natación, y la anterior la parte somática del gusano que, tras esta separación, muere. En superficie las epitocas de «uno y otro sexo» proceden a la fecundación de los gametos y dan una larva trocófora que nada libremente hasta que se fija en el bentos y repite el ciclo. La noche de los palolos se llama así porque este poliqueto se reproduce exclusivamente en consonancia con el tercer cuarto de la luna de octubre en las costas de las islas Fiji, Cook, Samoa, Salomón, Tonga y Vaneta (en el Caribe y Japón se dan fenómenos parecidos, aunque menos espectaculares). Todos a una como en Fuenteovejuna. Y es tal la abundancia de palolos, debida a la bondad y recursos de los climas tropicales, que en una concreta fecha de octubre la mar se tiñe, hasta donde abarca la vista, con una pasta amarillenta que contiene millones (¿o billones?) de epitocas a rebosar. Después se enjabelga como con una lechada de cal con constelaciones de gametos. Es la gran gala de la mar. Los indígenas de estas islas adornan sus canoas, las nativas se aderezan con flores, los niños llevan reteles y ganapanes, cantan, y un estallido de júbilo brota del alma de una muchedumbre que consigue con esta proteína (aunque únicamente sean unos paquetes de espermatozoides o de óvulos) un tradicional y RUMBO A LA vIDA MARINA Ciclo del gusano palolo. Arriba, a la derecha, larva trocofóra que proviene de la unión (singamia) de un espermatozoide y un óvulo evacuados de las epitocas de los dos sexos, macho y hembra. La larva, libre, termina asentada en el bentos, donde el gusano sufre una transformación que le divide en una parte sexual, la epitoca, que nada hasta la superficie repitiendo el ciclo. (Fuente: www.vistaalmar.com). 2016 651


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