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REVISTA GENERAL DE MARINA AGO-SEPT 2016

EL ARMA AÉREA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO. CAMINO DEL CENTENARIO... tante vía de agua. El comandante piloto, Willy Serantes, un alférez de navío de la RNA con muchas horas de vuelo y gran serenidad, no tuvo ningún problema para rescatar a dos tripulantes y un niño, aunque perdimos a otro adulto, al que se llevó la mar antes de nuestra feliz llegada. De resultas de aquel rescate nos condecoraron a la dotación al completo, y al capitán de corbeta Vicente Rubio, que mandaba la comisión y que embarcó con nosotros por si sus conocimientos de francés hubieran llegado a ser necesarios. De ese modo, el único piloto sin condecorar fue otro querido amigo, Eduardo Vila, que se lo tomó con la flema y deportividad con que solía encajar estas cosas. Otra de las vicisitudes imposibles de sortear en aquellos años para los que adornábamos el pecho del uniforme con las alas doradas eran las comisiones como comandante de la isla de Alborán. Para ello, el jefe de Personal de la Flotilla llevaba escrupulosamente el orden de los comisionados en una lista que guardaba celosamente, y es que teniendo en cuenta que las comisiones duraban 45 días —más tarde se modificó a tres semanas—, para hacer cualquier tipo de cálculo relativo a las vacaciones o cualquier evento de la vida personal había que tener en cuenta la maldita ruleta de Alborán, que mantenía un ritmo constante de un oficial de mantenimiento del Cuerpo de Máquinas por cada tres pilotos, con idea de mantener operativos los generadores de la Isla de Alborán, una constante en la vida de los pilotos de los años 80. 2016 359


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