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REVISTA GENERAL DE MARINA AGO-SEPT 2016

CENTENARIO DE LA CREACIóN DE LA AERONÁUTICA NAVAL de terminar el mando del destructor Lepanto, lo que aseguraba una visión integradora de lo que debía ser el Arma Aérea de la Armada. La Sección Especial del Arma Aérea dependía directamente del AJEMA, en aquel momento el almirante Fernando Meléndez bujart, solución organizativa que aseguraba el control, pero sobre todo la rapidez y la flexibilidad en la toma de decisiones. La enorme velocidad a la que se sucedían los acontecimientos relacionados con el desarrollo del componente aéreo de nuestra Armada en 1964 así lo requería. De entrada, ya estaba cociéndose la creación de una nueva escuadrilla de helicópteros, la Tercera, que fue bautizada como «Los Cuatro Gatos», pues estaría formada, inicialmente, por cuatro Bell 204-B antisubmarinos, construidos en Milán por la empresa italiana Augusta, que llegaron a España el 27 de mayo de 1965. Como principal novedad, los 204 incorporaban una turbina de gas que les proporcionaba una potencia de 1.300 CV, introduciendo a la Armada en un nuevo campo de la mecánica que habría de ser utilizado por buques y aeronaves en las décadas posteriores. Más ligeros que los «Pepos» y casi con el doble de potencia, estos helicópteros podían operar torpedos, lanzacohetes y ametralladoras, con lo que empezaron a ser utilizados, también, en apoyo de la Infantería de Marina. Se mantuvieron en servicio durante 13 años, pero la Tercera Escuadrilla continuó y continúa hasta nuestros días, gracias a la entrada en servicio de los AB-212 ASW, versión biturbina muy mejorada de los 204. Los 212 estaban equipados con radar doppler, radar de exploración, sónar, misiles antibuque y grúa externa y poseían una relación eficacia/coste muy elevada. Nos encontrábamos en plena Guerra Fría y las marinas no escatimaban recursos para dotarse de capacidades hunterkiller. Posteriormente, tras la entrada en servicio de los Sea King de la Quinta Escuadrilla, pero sobre todo como resultado de las mutaciones estratégicas y operativas resultantes de la caída del Muro, la Tercera Escuadrilla fue progresivamente alejándose del ámbito de la guerra naval pura, cediendo paso a las operaciones expedicionarias mediante sucesivas transformaciones de las plataformas para adaptarlas al transporte de tropas e incluso a las operaciones con sistemas de visión nocturna, en un claro ejercicio de versatilidad y capacidad de adaptación. De la nada a referencia mundial en poco más de diez años Cuando se cumplían poco más de dos lustros de nuestra tímida y humilde incursión en el desconocido universo de la guerra aeronaval moderna, privados del incontestable acervo doctrinal de los que tuvieron la suerte y la desgracia de participar en la Segunda Guerra Mundial, y mientras España renacía de sus cenizas, económica e industrialmente, algunos hechos iban a demostrar que esta renacida Arma Aérea de la Armada había vuelto para 240 Agosto-septiembre


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