Page 9

REVISTA GENERAL DE MARINA NOV 2016

TEMAS GENERALES compartiendo el mismo destino de la tripulación, que en muchos casos fue la muerte y en otros el ser apresado. Concretamente, de los 129 cadetes pertenecientes a la primera promoción de 1718 que embarcaron en varios navíos del Rey para su instrucción práctica, pasaron al Cuerpo General de la Armada un total de 56, murieron en combate nueve, se ahogaron cinco, murieron de forma natural siete, se dieron de baja 26 y se pasaron al Ejército otros 26 (Alía Plana, M., tesis UNED). Es decir, 73 estudiantes (más de 60 por 100) se quedaron sin llegar a oficial de guerra. Estos datos reflejan la dureza del servicio. En cuanto a José Romero Fernández de Landa inicia su primera campaña de mar en 1756, ascendiendo a alférez de fragata al año siguiente. Comienza así su carrera como oficial del Cuerpo de Guerra de la Armada, que iría en ascenso hasta ocupar el cargo de teniente general de la Real Armada. La parte teórica desarrollada en la Academia acercaba las mentes de sus oficiales a las ideas ilustradas que en ese momento arraigaban en Europa. Según el Artículo 43 de las Instrucciones de Patiño, el profesorado estaría integrado por «un oficial de Artillería, un maestro de Armas, un maestro de danza (además de la danza, se instruían en el modo de pasear, marchar y adquirir robustez y agilidad), un maestro de construcción de navíos que enseñe sus teorías y práctica, un Contramaestre que enseñe las maniobras y un Maestro fabricador de Instrumentos para el uso y práctica de la navegación». Es decir, las materias que estudiaban eran Matemáticas, Geometría, Trigonometría, Cosmografía, Náutica, Fortificación y Artillería. Los cadetes también recibían clases de danza, esgrima e idiomas y realizaban prácticas de artillería, armamento, construcción naval y maniobras. El método de estudios consistía en la lectura del manual y la explicación de los aspectos más dudosos y complejos. No obstante, durante las tres primeras décadas, la realidad académica estuvo bastante alejada de este programa recogido en la Ordenanza e Instrucciones. En relación a los costes, el mantenimiento anual del alumnado en la Academia de Cádiz rondaba los setecientos reales, a lo que se sumaba el sueldo del profesorado y los gastos de libros e instrumentos científicos. Pronto las Academias serían consideradas demasiado costosas para la Corona y para la propia Marina. En 1747 la situación de la Academia de Cádiz era de gran deterioro, faltaban maestros, se carecía de manuales e incluso de fusiles para la instrucción. Rodrigo Pedro Urrutia informa de la situación al secretario de Ensenada quien, con la publicación de las Ordenanzas de 1748, iniciará un proceso de mejoras que dará un mayor protagonismo a la vida académica y docente. En el año 1752, Jorge Juan y Santacilia —Novelda (Alicante) 1713, Madrid 1773—, nombrado comandante de la Real Compañía de Guardias Marinas, inicia la renovación del profesorado y contrata a un personal altamente cualificado. De igual modo intenta llevar a la práctica las propuestas 596 Noviembre


REVISTA GENERAL DE MARINA NOV 2016
To see the actual publication please follow the link above